Karate Kid (1984) es un clásico generacional que cuenta con múltiples secuelas, remakes y una serie televisiva, Cobra Kai, que han ido expandiendo la idea original. Karate Kid: Legends (2025) vuelve a los inicios pero al mismo tiempo recoge todos los flecos de las entregas anteriores. Una recuela en toda regla que presenta a un nuevo personaje, Li Fong (Ben Wang), un joven chino que viaja con su madre (Ming-Na Wen) a Nueva York y comienza una nueva vida en la que pronto aparecen problemas que le obligarán a someterse a un duro entrenamiento de artes marciales. La historia repite entonces el esquema primigenio de la película de 1984, pero con variaciones: Li Fong ya tiene conocimientos de kung fu y ha sido entrenado nada menos que por el señor Han (Jackie Chan) de The Karate Kid (2010). En sus primeros compases, la película recrea, es cierto, lo ya visto, pero aún así consigue conectar con el espectador gracias a una historia sencilla con elementos cotidianos que permiten la identificación gracias al carisma de los actores. Li Fong conoce a una chica, Mia (Sadie Stanley) y a su padre, Victor Lipani (Joshua Jackson) lo que desvía la trama principal de Li Fong para centrarse en los intentos de este último en volver al ring de boxeo. Una desviación que funciona porque, en el fondo, Karate Kid: Legends se trata de mezclar elementos argumentales muy disfrutables de películas muy conocidas: además de la base de la historia original ya mencionada, nos acordamos de Rocky (1976) -no por nada, dirigida por John G. Avildsen, que se encargó también de la trilogía de Karate Kid- y la presencia de Jackie Chan -y las subtramas de venganza- nos llevan al cine de artes marciales de Hong Kong y sus templos shaolines. Todo eso con un apartado visual y un uso de la música derivado de la cinta animada Spider-Man: Un nuevo universo (2018), que preparan el terreno para la reaparición de Ralph Macchio como Daniel Larusso, convertido ahora en el nuevo señor Miyagi (Pat Morita). La mezcla de coming of age adolescente, nostalgia ochentera y artes marciales es un éxito y la película funciona de maravilla aunque su tramo final resulte alo atropellado, rebajando la intensidad emocional de los combates decisivos -que, por cierto, tienen la estética de los videojuegos y de paso, promocionan el Tekken-. Aún así, vuestros hijos saldrán del cine dando patadas al aire como lo hicimos nosotros en 1984.
KARATE KID: LEGENDS -UNA NUEVA GENERACIÓN
Karate Kid (1984) es un clásico generacional que cuenta con múltiples secuelas, remakes y una serie televisiva, Cobra Kai, que han ido expandiendo la idea original. Karate Kid: Legends (2025) vuelve a los inicios pero al mismo tiempo recoge todos los flecos de las entregas anteriores. Una recuela en toda regla que presenta a un nuevo personaje, Li Fong (Ben Wang), un joven chino que viaja con su madre (Ming-Na Wen) a Nueva York y comienza una nueva vida en la que pronto aparecen problemas que le obligarán a someterse a un duro entrenamiento de artes marciales. La historia repite entonces el esquema primigenio de la película de 1984, pero con variaciones: Li Fong ya tiene conocimientos de kung fu y ha sido entrenado nada menos que por el señor Han (Jackie Chan) de The Karate Kid (2010). En sus primeros compases, la película recrea, es cierto, lo ya visto, pero aún así consigue conectar con el espectador gracias a una historia sencilla con elementos cotidianos que permiten la identificación gracias al carisma de los actores. Li Fong conoce a una chica, Mia (Sadie Stanley) y a su padre, Victor Lipani (Joshua Jackson) lo que desvía la trama principal de Li Fong para centrarse en los intentos de este último en volver al ring de boxeo. Una desviación que funciona porque, en el fondo, Karate Kid: Legends se trata de mezclar elementos argumentales muy disfrutables de películas muy conocidas: además de la base de la historia original ya mencionada, nos acordamos de Rocky (1976) -no por nada, dirigida por John G. Avildsen, que se encargó también de la trilogía de Karate Kid- y la presencia de Jackie Chan -y las subtramas de venganza- nos llevan al cine de artes marciales de Hong Kong y sus templos shaolines. Todo eso con un apartado visual y un uso de la música derivado de la cinta animada Spider-Man: Un nuevo universo (2018), que preparan el terreno para la reaparición de Ralph Macchio como Daniel Larusso, convertido ahora en el nuevo señor Miyagi (Pat Morita). La mezcla de coming of age adolescente, nostalgia ochentera y artes marciales es un éxito y la película funciona de maravilla aunque su tramo final resulte alo atropellado, rebajando la intensidad emocional de los combates decisivos -que, por cierto, tienen la estética de los videojuegos y de paso, promocionan el Tekken-. Aún así, vuestros hijos saldrán del cine dando patadas al aire como lo hicimos nosotros en 1984.
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