FLASH -CORRE, FLASH, CORRE


Tras Spider-Man: Un nuevo universo (2018), Doctor Strange en el multiverso de la locura (2022) y Spider-Man: No Way Home (2021) puede parecer que Flash/Barry Allen, como siempre, llega tarde a las aventuras interdimensionales y los universos paralelos. Pero en honor a la verdad, el superhéroe velocista fue el primero. En el tebeo El Flash de dos mundos, publicado en 1961, con guión de Gardner Fox y dibujos de Carmine Infantino -siguiendo una idea del editor Julius Schawartz-, Barry Allen descubría un mundo paralelo en el que vivía Jay Garrick, el Flash de la Edad de Oro, una versión anterior del personaje, cuyos cómics se publicaron en los años 40 y cuya imagen se parece al Hermes griego. Reconocido esto, resulta inevitable pensar que esta primera película sobre Flash -personaje que ha contado con dos estupendas series de TV- viene a remolque de los títulos ya citados -por no hablar de una decena de películas sobre la misma temática cuyos protagonistas no son superhéroes-. Dirige el argentino Andy Muschietti -tras estar detrás de la cámara en It (2017) y su secuela- con mucha sorna, pero, también, con amor por los personajes. Protagoniza el polémico Ezra Miller, sorprendentemente eficaz, en un registro que va de Forrest Gump a Buster Keaton, pasando por Bugs Bunny. Comparado con el idealismo de Superman, la oscuridad de Batman y la épica de Wonder Woman, Flash es un payaso y eso se refleja en una película repleta de humor -sin llegar a la parodia de Deadpool (2016), pero cerca de las entregas de Thor dirigidas por Taika Waititi-. Argumentalmente, la película sigue el camino inverso de Marvel Studios y sus Vengadores: ya conocíamos a este personaje de sus aventuras en Liga de la Justicia (2017) y ahora toca verle en solitario. Más o menos. La película conjuga el origen del héroe, anclado emocionalmente en el personaje de la madre del protagonista, interpretado de forma luminosa por una espléndida Maribel Verdú, pero en las escenas de acción -que son muchas- el héroe siempre interactúa con otros personajes: la película, en esencia, es un festival de cameos. No es un spoiler decir que la aparición más esperada es la del Bruce Wayne/Batman de Michael Keaton -que interpretó al personaje en las dos películas de Tim Burton-, un irresistible gancho nostálgico con numerosos guiños a la banda sonora de Dany Elfman. Y es que Flash acaba siendo un homenaje a las películas de DC Comics, con sorprendentes apariciones de encarnaciones pasadas de superhéroes, incluyendo guiños para los más veteranos, como los de George Reeves y Adam West, e incluso, divertidas apariciones de actores encarnando a personajes que nunca llegaron a la gran pantalla. Todo esto inspirado en la miniserie de cómics Flashpoint (2011) -creada por Geoff Johns- y rozando la fundacional Crisis en las Tierras Infinitas que en 1985 firmaron Marv Wolfman y George Pérez. Dos series, por cierto, que significaron un reinicio del Universo DC en los cómics ¿Ocurrirá lo mismo tras Flash con la llegada de James Gunn? Veremos.

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