MI AMIGA EVA -EL JUEGO DEL AMOR


Es fácil recomendar el 'esfuerzo' de ir a una sala de cine para ver una película como 
Mi amiga Eva (2025). Una historia sencilla, muy bien contada, que nos distrae de las miserias de la vida diaria durante 100 minutos de oro, lo que no quiere decir que no tenga también la capacidad de hacernos reflexionar. Dirige Cesc Gay, que ya nos tiene acostumbrados a hablarnos, sin estridencias, de la vida y sobre todo del amor -o de la ausencia de este-, haciéndonos sonreír más de una vez, pero también generando alguna emoción en el pecho, porque Eva es uno de esos personajes que no se olvidan. Le da vida una magnífica Nora Navas, protagonista absoluta del relato, que con su gesto -no le hacen falta muchas palabras- nos hace entender perfectamente sus anhelos -nos identificamos, claro- y sobre todo sus miedos -que son también los nuestros-. Por eso entendemos su torpeza cada vez que miente -lo hace mucho- y su timidez para atreverse a buscar lo que en realidad todos buscamos. Alrededor de esta Eva, que es una mujer madura, casada y con hijos, la película coloca a un reparto de personajes secundarios que, ya sabemos, son la clave del éxito de cualquier comedia romántica. Ese elenco de actores cumple a la perfección: Rodrigo de la Serna, Juan Diego Botto, Miki Esparbé, Marian Álvarez, Francesco Carril -que se roba cada una de sus escenas-. Todos están estupendos y recitan diálogos muy divertidos escritos por Gay y por el premiado guionista Eduard Sola. Y entre Roma y Barcelona discurre esta película entre Bridget Jones y Woody Allen que va ganando enteros mientras vamos conociendo a Eva, a la que la vida no le regala más que sinsabores y problemas, a cuyo alrededor se mueve un circo de personajes ridículos pero entrañables, en una cinta redonda de esas que sin mucho ruido te reconcilian con la vida. Para qué vamos al cine, si no.

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