RAYA Y EL ÚLTIMO DRAGÓN -EL VIAJE DE LA HEROÍNA


Disney confirma con Raya y el último dragón su apuesta por los personajes femeninos que se alejan de las desvalidas princesas tradicionales. Raya es una joven princesa, sí, pero también una guerrera heroica que no necesita príncipe -ni siquiera tiene interés en el amor, al menos, del sexo opuesto- y que se echa sobre sus hombros la misión de salvar al mundo. La película es perfecta, con una animación técnicamente de primera, una narrativa eficiente, un ritmo trepidante, personajes encantadores -esa ladrona bebé- y momentos de acción, humor y drama. Solo le puedo achacar, en mi opinión, cierta frialdad en esa perfección. Estamos ante una película hecha aparentemente 'por comité': aparecen acreditados cuatro directores y nada menos que diez guionistas. No estoy en contra del trabajo en equipo, ni voy a hacer aquí una defensa de la política de autores, pero Raya y el último dragón es un film que sin copiar nada en concreto, recuerda a muchos otros films, demasiado calculado y medido en su fórmula. Lo que no quiere decir que no sea disfrutable en su naturaleza de producto de entretenimiento sumamente eficaz. Pero ¿Nos acordaremos de ella? Por otro lado, donde la película sí marca diferencias es en su voluntad de proponer un tema de fondo que seguramente preocupa en Estados Unidos, el de la división y el enfrentamiento ideológico post Donald Trump -algo similar a nuestras 'dos Españas'- y habla claramente de la necesidad de la reconciliación y de unirse para afrontar el futuro.

PASAJERO OCULTO -DELICIOSO PASTICHE


Estrenada directamente en plataformas digitales, Pasajero oculto es una estupenda sorpresa en forma de homenaje al cine de género. Una misteriosa aviadora -fantástica Chlöe Grace Moretz- se embarca en un bombardero de la Segunda Guerra Mundial en una misión secreta con un misterioso paquete. La película es inteligente, con mucho ritmo, y grandes escenas de acción. Puro divertimento pulp, muy bien dirigido por Roseanne Liang. Pero quizás el nombre más importante es el del guionista, Max Landis, cuya tendencia al pastiche y al homenaje cinéfilo está muy clara: no solo al cine bélico, que sirve simplemente de trasfondo molón, sino al relato de Richard Matheson, Terror a 20.000 pies -varias veces adaptado al cine y la televisión como episodio de The Twilight Zone- y a la mitología de los Gremlins, referencia, más que a la famosa película de Joe Dante, al cartoon de Bugs Bunny de los años cuarenta que define a estos bichos como saboteadores de aeronaves. La película lo tiene todo: un personaje -femenino- fuerte; un inteligente uso de la voz en off, ya que la protagonista se pasa la mitad del argumento en una torreta escuchando y apenas vislumbrando lo que ocurre a su alrededor; un tramo final trepidante de acción muy loca y divertida; y una criatura estupenda diseñada. Pero lo más curioso del film es su mensaje feminista, que llega incluso a entusiasmar. La protagonista debe enfrentarse al odioso machismo de sus compañeros de vuelo, para luego revelarse como una heroína de acción imposible. Un mensaje que puede ser problemático para las feministas ya que el guión lo firma el mencionado Max Landis, acusado de acoso y abusos sexuales. Eso sí, sabemos que Landis fue apartado del proyecto ante las primeras acusaciones y su texto sometido a varias reescrituras por la directora ¿Es ella la responsable de ese tono feminista? 

BRUJA ESCARLATA Y VISIÓN -MATRIMONIO CON HIJOS


La primera serie de Marvel Studios que se estrena en Disney Plus demuestra una sana voluntad de contradecir a los que dicen que el cine de superhéroes es siempre 'más de lo mismo'. Bruja Escarlata y Visión -en el original, Wandavision- no es revolucionaria -bebe de fuentes reconocibles- pero sí es una variación sorprendente y fresca con respecto a las películas del Universo Cinemático Marvel, repletas de acción, épica y también de mucho humor. Esto último es el ingrediente principal de la serie, el humor de las sitcoms clásicas de la televisión estadounidense que se recrea de forma brillante, homenajeando formatos conocidos como Embrujada (1964), I Dream of Jeannie (1965) o La Tribu de los Brady (1969), ficciones que con un humor blanco retrataban unos Estados Unidos felices, familiares, de vecinos amigables y que justamente -concretamente las dos primeras- vivieron el paso del blanco y negro al color, como ocurre en los primeros capítulos de la serie de Marvel que nos ocupa. Esta recreación nostálgica de la sitcom más clásica se extiende a los años 80, 90 y hasta los 2000, cuando irrumpe el estilo de falso documental en clara referencia a The Office (2001) y que permite que Wanda interpele directamente al espectador. El uso del lenguaje de la sitcom no se queda en la parodia, sino que utiliza la metaficción para añadir una capa amarga de significado -atención spoiler- ya que lo que vemos es una realidad alternativa creada por Wanda (Elizabeth Olsen) tras la tragedia de la muerte de Visión (Paul Betanny) -en Vengadores Infinity War (2018)-. Así como las sitcoms mencionadas no reflejaban la realidad de los Estados Unidos de cada época -que en general ignoraba hechos como la Guerra de Vietnam, por no hablar de las tensiones raciales o la situación de la mujer-, Wanda sabe, en el fondo, que no hay posibilidades de que se cumplan sus sueños de tener un matrimonio y una familia 'normales'. En este sentido, la serie adapta tramas conocidas de los cómics -como la serie limitada de los años 80 que da título a la serie televisiva en España- o arcos argumentales más recientes como Dinastía M o incluso, la estupenda Visión de Tom King, cuyo espíritu aparece aquí replicado. Hay además referentes cinematográficos claros, como El show de Truman (1988) y Pleasentville (1998). Luego, el misterio y las revelaciones sobre lo que ocurre realmente en la serie, remiten, necesariamente, a Perdidos (2004), ficción seminal en cuanto a enigmas, revelaciones y sorpresas. Mencionemos los múltiples giros que va dando la temporada -ojos spoilers- haciéndonos creer primero que Wanda es una nueva villana, para luego desvelar a la bruja Agatha Harkness -me reservo el nombre de la actriz que la interpreta-.

Hay que hablar además de la integración de Bruja Escarlata y Visión en el Universo Cinemático Marvel, con apariciones en roles importantes de personajes secundarios que vimos antes en las películas: Mónica Rambeau (Teyonah Parris) -de Capitana Marvel (2019)-, el agente Jimmy Woo (Randall Park) -Ant-Man y la Avispa (2018)- y Darcy Lewis (Kat Dennings) -personaje secundario y mordaz de las películas sobre Thor-; y mencionemos también la presentación de la agencia espacial SWORD -que sustituye a la SHIELD de Nick Fury- que seguramente tendrá continuidad en las próximas películas que veremos. En este sentido, me sorprende -y me agrada- la fe de Marvel Studios en sus fans. Para seguir la trayectoria de los personajes principales de esta serie hay que haber visto las películas de los Vengadores desde La era de Ultrón (2015), en la que son presentados la hechicera y el androide. Pero es que, además, el guión nos pide que entendamos el guiño -ojo spoiler- que es la aparición de un Mercurio/Quicksilver encarnado por Evan Peters -perteneciente al Universo X-Men, antes propiedad de Fox- en lugar del velocista interpretado fugazmente por Aaron Taylor-Johnson que sí pertenece al Universo Marvel. Esto creo que debemos entenderlo como una estrategia clara que busca siempre el golpe de efecto, la sorpresa para los fans, el guiño cómplice, lo que no está reñido con un desarrollo argumental satisfactorio, y con el que creo que es el punto fuerte de estas historias: la evolución de sus personajes. Tampoco se olvida Marvel de sus fans de toda la vida, los lectores de cómics, que hemos visto con agrado cómo la Bruja Escarlata, Visión y Mercurio se enfundan en sus trajes clásicos utilizando como excusa una pertinente celebración de Halloween. El episodio final es, además, una espectacular batalla de efectos especiales, pensada para los fans de la acción que hemos visto en el cine.

Bruja Escarlata y Visión es un producto inteligente y arriesgado -lo siento, Scorsese- que se mantiene fiel al espíritu de Marvel Studios: lo importante son los personajes. Aquí la protagonista es Wanda -prácticamente heroína y villana a la vez- una mujer con un pasado trágico que se traiciona a sí misma intentando cumplir el imperativo social de lo que debe ser la felicidad: estar casada y con hijos. Wanda se ve obligada a explorar sus orígenes, la naturaleza de sus poderes y en ese proceso acaba adquiriendo su traje superheroico y su nombre de batalla. La miniserie de 9 episodios tiene un arco cerrado -de final emotivo y, una vez más, arriesgado- pero además hace evolucionar al personaje y lo deja preparado para vivir nuevas y diferentes aventuras.

EL PLAN -LAS CARAS DE LA CRISIS


No esconde su origen teatral El plan, película que reduce su escenario dramático a la vivienda de uno de los protagonistas y en cuya trama solo aparecen tres personajes. Paco, Ramón y Andrade son tres trabajadores en paro que se reúnen para llevar a cabo 'el plan' que menciona el título, auténtico Mcguffin que sirve como excusa para revelar los problemas existenciales de los personajes. De fondo, la eterna crisis del desempleo, que nos lleva a imaginarnos mil cosas sobre la naturaleza del mencionado plan. Otra capa de la cebolla dramática que caerá también para profundizar en los problemas más personales de estos tres 'perdedores' que podrían estar esperando a Godot y para los que será imposible salir de la casa en la que se han reunido, como en El ángel exterminador (1962) de Buñuel. El ir descubriendo el conflicto humano de cada uno de los protagonistas es la mecánica del argumento que firma el director Polo Menárguez, adaptando la obra de Ignasi Vidal. Está claro, en una película como El plan lo importante son los actores, y son muy buenos: Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco, este último nominado al Goya como actor revelación. El film opta también a un premio al mejor sonido. Estamos ante una película incómoda, que nos engaña sucesivamente, que comienza como una comedia costumbrista, de tintes sociales, muy española, pero que poco a poco se va convirtiendo en una tragedia de desenlace desesperanzado y casi nihilista.

THE OWNERS (LOS PROPIETARIOS) -SIN COMPASIÓN


Sorpresa agradable la que ofrece The Owners tras un planteamiento poco prometedor: el de una violenta home invasion, subgénero del cine de terror algo gastado ya. Aquí son tres perdedores, Nathan (Ian Kenny), Terry (Andrew Ellis) y Gaz (Jake Curran) que deciden entrar a robar en la casa de dos amables y adinerados ancianos, el matrimonio formado por Richard (Sylvester McCoy) y Ellen Huggins (Rita Tushingham). A estos personajes se une Mary, interpretada por la cara más conocida de este film, Maisie Williams, conocida ex niña actriz de Juego de Tronos. Como ya he dicho, el planteamiento no promete más que las emociones fuertes de este tipo de películas en una línea argumental fácilmente predecible. Pero las cosas no son lo que parecen en esta cinta dirigida por Julius Berg, que adapta una novela gráfica belga, Une Nuit De Pleine Lune de Yves H. y Hermann. El primer desvío de lo esperado es un humor británico muy negro, que tiene tintes sociales -los jóvenes sin futuro enfrentados a los ancianos privilegiados- y que despista del todo gracias a la divertida interpretación del amable y educado señor Huggins -magnífico McCoy, lo mejor de la película-. Poco a poco, el argumento va desvelando sus secretos, que nos llevan a revelaciones cada vez más oscuras sobre quiénes son los supuestos protagonistas -los ladrones y Mary- y quiénes son las supuestas víctimas -esos entrañables ancianitos-. Sin querer revelar más, la película es divertida, violenta, y un descenso a los infiernos que lleva a momentos muy inquietantes y oscuros. Me permitirán ustedes comentar que me he acordado del clásico Arsénico por compasión (1944) de Frank Capra, salvando las distancias y en un giro mucho menos amable.

PEQUEÑOS DETALLES -OBSESIÓN POR EL MAL


La figura del psicópata se convirtió en un enigma insondable con la magistral Zodiac (2007) de David Fincher, que no hablaba solo de la imposibilidad de llegar a la verdad última en cuanto a la resolución de un crimen, sino también sobre el enigma irresoluble sobre las razones que mueven al asesino en serie. Fincher pasó a explorar entonces, con la estupenda Mindhunter, cómo afecta esa maldad pura del psicópata al policía que le persigue, ese que, como trabajo diario, debe enfrentarse a horribles crímenes y al vacío que producen tantas muertes sin sentido. En Pequeños detalles, el director y guionista John Lee Hancock -The Highwaymen (2019)- propone un planteamiento similar al presentarnos a un exdetective, Joe 'Deke' Deacon, cuya vida y carrera policial acabaron destruidas por su obsesiva persecución de un asesino de mujeres. Este personaje crepuscular tiene su reflejo en un joven y prometedor detective, Jim Baxter, que representa los nuevos métodos de investigación, más profesionales y científicos, en oposición a la intuición y la experiencia vital de la 'vieja escuela'. A estos dos personajes se opone un enigmático y muy inquietante sospechoso, Albert Sparma, una suerte de aprendiz de Charles Manson. El guión de Hancock se mueve siempre en la ambigüedad, tanto sobre los crímenes que presenciamos, como sobre si los personajes son positivos o negativos. Una ambigüedad moral es que la mayor virtud de una historia de corte clásico que sigue una investigación policial al uso, pero que esconde secretos relacionados con el pasado de los personajes. Giros de guión que provocan constantes relecturas de lo que estamos viendo y obligándonos a cuestionar si los personajes actúan correctamente, o si se equivocan fatalmente. El protagonista, 'Deke', está fantásticamente interpretado -como es habitual- por el competente Denzel Washington, capaz de inyectarle veracidad a un personaje que es un puro arquetipo cinematográfico. Más complicado he tenido comulgar con el joven Baxter, al que da vida el siempre interesante Rami Malek, cuyo peculiar rostro no sé si es el adecuado para un policía eficiente, recto, profesional y además, un perfecto padre de familia. Por último, Jared Leto como el sospechoso Sparma está muy divertido, a veces pasado de rosca, pero también perturbador. Este trío principal está rodeado de excelentes secundarios como Chris Bauer y Michael Hyatt, que redondean un cinta bien dirigida, escrita e interpretada, con una atmosférica banda sonora de Thomas Newman. Pequeños detalles es un film que respira como el viejo Hollywood, una cinta que no pasará a la historia del cine con letras mayúsculas, pero que tampoco defrauda. Resaltemos su amargo poso de cine negro puro.

THE ASSISTANT -EL MONSTRUO SOMOS TODOS


Lo realmente terrorífico de The Assistant es que no se centra en la figura de un depredador sexual que se aprovecha de una posición de poder para abusar de todas las mujeres posibles. Porque sería muy sencillo mostrar al monstruo -que evidentemente identificamos con el escándalo de Harvey Wenstein- y encapsular el problema en la figura de un solo individuo, enfermo, malvado, y fuera de la norma. En lugar de eso, la película de Kitty Green -este es el primer trabajo de ficción de esta documentalista, y se nota su experiencia- mantiene al abusador fuera de campo y retrata fríamente el ecosistema que permite que el depredador siga cobrando sus presas impunemente. Lo verdaderamente incómodo de esta película es que nos dice que todos somos culpables, y nos deja con la sucia sensación de que lo que hemos visto nos podría ocurrir a cualquiera de nosotros y muy probablemente no haríamos nada: intentaríamos ignorarlo, le quitaríamos hierro o directamente, chocaríamos contra el sistema intentando denunciar lo que no son más que sospechas. En el argumento de la película no ocurre prácticamente nada, más que una triste y humillante jornada laboral, pero en el ambiente flota una verdad conocida por todos. La película -estrenada en Filmin- se sostiene sobre la maravillosa intérprete que es Julia Garner -la conocemos por la serie Ozark- que sin hacer nada fuera de lo corriente refleja el horror de las vidas inocentes que se destruyen sin que nadie mueva un dedo. No solo habla The Assistant de delitos sexuales, sino de todo un sistema laboral que permite el abuso de poder y fomenta el individualismo, el sálvese quien pueda, el valorar tanto un puesto de trabajo que seamos capaces de renunciar a nuestros principios.