HOMELAND -TEMPORADA 4- 13 HOURS IN ISLAMABAD


13 HOURS IN ISLAMABAD (7 DICIEMBRE)

Llegamos al décimo episodio de Homeland enganchados tras el cliffhanger del capítulo anterior: el malvado Haqqani (Numan Acar) penetrando los túneles de la embajada estadounidense. También creímos -no es cierto, nunca lo creímos- que el ataque terrorista podía haber acabado con la vida de alguno de los protagonistas. Todo son trucos -muy válidos- para mantenernos en vilo. Pero también hay que decir que esta cuarta temporada de las locas aventuras de Carrie Mathison (Claire Danes) ha ido saqueando referentes cinematográficos de películas muy conocidas de temática similar: un poco de La noche más oscura (Kathryn Bigelow, 2012), otro poco de Red de mentiras (Ridely Scott, 2008); un poco más de Argo (Ben Affleck, 2012) y ahora, en 13 horas en Islamabad, tiran del referente que les faltaba: el videojuego Call of Duty en su vertiente Modern Warfare (2007). Menuda ensalada de tiros.


-AVISO SPOILERS-

Destaca además que este capítulo de Homeland se deja llevar por el síndrome de la camisa roja: mueren seis personas en el ataque fuera de la embajada, pero a Quinn (Rupert Friend) -y a nosotros- solo le importan Carrie y Saúl (Mandy Patinkin). Cuando Haqqani quiere conseguir sus fines va matando rehenes... y no pasa nada hasta que llega el turno de Fara (Nazanin Bionadi). Entonces el director de la CIA (Tracy Letts) se vuelve loco. Por cierto, matar a Fara es un acto de crueldad tremendo por parte de los guionistas: llevaban un montón de episodios sin acordarse de ella.


Sorprende también el protagonismo de Haqqani, un antagonista que parece salido de un actioner de la era Reagan. Si recordamos la primera temporada, la figura equivalente a Haqqani era Abu Nazir (Navid Negahban). Pero este, aunque estaba muy presente, era apenas un nombre mencionado con temor, una figura vista de lejos. Cuando Abu Nazir cobraba cierto protagonismo, aparecía retratado de forma positiva: como padre o como mentor de Brody (Damian Lewis). Convengamos que estos peligrosos terroristas en Homeland son siempre trasuntos de Bin Laden y representan el miedo de occidente. Ponerle un rostro específico a ese miedo -el de Haqqani- lo reduce y lo caricaturiza ¿o no?Por suerte, allí está Peter Quinn para ponerse el disfraz de Rambo.

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