GUÍA PARA VER LA TERCERA TEMPORADA DE FARGO


Se estrena la tercera de Fargo con gran expectación, no solo por la calidad de las dos primeras temporadas, sino por la confirmación de su show runner, Noah Hawley, como talento a tener muy en cuenta tras su estimulante LegionPero antes de ver esta nueva entrega, recapitulemos, porque, en la línea de las películas de los hermanos Coen, Hawley está demostrando su intención de contarnos historias que se disfrazan bajo las formas del cine de género, en este caso el policíaco -del que se distancia con toques de humor negro- para ocultar un discurso más profundo y de corte filosófico sobre la condición humana. Así, si los Coen han demostrado una vena existencialista en películas como El hombre que nunca estuvo allí (2001), Un tipo serio (2009) o A propóstio de Llewyn Davis (2013), Noah Hawley utiliza el universo del clásico moderno Fargo (1996) -sus nevados escenarios rurales, su tono desencantado, su extraño sentido humor y hasta el acento de sus personajes- para hablarnos del despertar existencialista de un hombre gris. Lester Nygaard (Martin Freeman) es el típico perdedor anclado en una rutina sin sentido, en el esfuerzo inútil, de lo que intenta escapar iniciándose nada menos que en el crimen, en el asesinato. Su mentor es uno de los personajes más atractivos de la ficción reciente, un asesino a sueldo llamado Lorne Malvo e interpretado de forma magnética por Billy Bob Thornton. Malvo es una especie de demonio tentador, pero también la chispa que enciende la consciencia del absurdo de la existencia en Lester. Hay que hablar aquí del libro El mito de Sísifo (1942) de Albert Camus, en el que el argelino define la vida como un escenario absurdo, carente de sentido al ser despojado de la promesa -cristiana- de la vida eterna, de la trascendencia del alma. Si se define la muerte como el final de todo, sin Cielo que ganar a fuerza de buenas acciones, se llega a la conclusión de que no hay "bien" ni "mal". Todo está permitido, o como le dice Malvo a Nygaard, "no hay reglas". Así, Lester se convierte en un asesino, como Raskólnikov, siguiendo el ejemplo de Malvo, algo así como un superhombre nietzscheano, lo que Hawley se encarga de subrayar asociándole constantemente a la imagen de un lobo, de un depredador, rodeado de personajes paletos, ignorantes, borregos que viven como si la muerte no existiese: véase el incompetente policía, Bill Oswalt, encarnado por Bob Odenkirk.



Todo esto no es más que una interpretación arriesgada de la primera temporada, que sin embargo parece confirmarse en la segunda entrega, una precuela en la que hay un episodio -el tercero- titulado El mito de Sísifo, un personaje que lee -y cita- el libro de Albert Camus, y una escena que incluye la aparición del mismísimo novelista y filósofo en una ensoñación de la estilista convertida en criminal, Peggy Blumquist -una estupenda Kirsten Dunst-.La segunda de Fargo nos cuenta el enfrentamiento entre un joven Lou Solverson -ahora encarnado por Patrick Wilson- y la familia mafiosa de los Gerhardt. Se trata de un relato pesimista, crepuscular, ambientado en 1979, en unos Estados Unidos sacudidos por Vietnam, cuyo leitmotiv es nada menos que la (in)consciencia de la muerte, tan importante para Camus: un soldado herido que no podrá ser rescatado; Peggy y su marido Ed (Jesse Plemons) perseguidos por unos Gerhardt sedientos de venganza; la mujer de Lou, Betsy (Cristin Milioti), que sabemos por la primera temporada que no superará el cáncer que padece y, en general, casi todos los personajes están "muertos" ya que la historia ocurre hace 37 años, incluido un joven Ronald Reagan que en ese momento dejaba su carrera como actor para meterse en política (encarnado nada menos que por Bruce Campbell en un cameo). ¿Qué nos espera en la tercera temporada? El trailer revela nuevos crímenes, mucho humor, y actores tan interesantes como David Thewlis, Shea Whiham, Carrie Coon de The Leftovers, la subyugante Mary Elizabeth Winstead y a un Ewan McGregor desdoblado en dos papeles, como los hermanos Stussy. No hay que perdérsela.

GIRLS: LA TEMPORADA FINAL EN TRES MOMENTOS


Se despide Girls, la serie de Lena Dunham, nacida en 1986 y autora, guionista -directora de 19 episodios- y protagonista -no absoluta- de la ficción de HBO, producida por Judd Apatow. Lo mejor que se puede decir de Dunham es que se ha desnudado en su obra y no solo en el sentido literal, que también. Hannah Horvath es un personaje al que no le importa resultar antipático -como Tony Soprano, Don Draper o Walter White- y con la que los espectadores no siempre nos hemos sentido identificados. A través de Hannah, Dunham se ha arriesgado en casi cada entrega de su serie. Empezando por lo obvio, el que no le haya importado enseñar su cuerpo -nada que ver con los absurdos cánones de belleza anoréxica actuales-. Los desnudos -incluso integrales en esta temporada- de Hannah/Lena son rompedores por mostrar en pantalla un cuerpo femenino real, de una forma absolutamente normal. Pero además, Dunham tampoco ha tenido reparos en reírse de sí misma: de su pretendido -e impuesto desde fuera- papel como "voz de su generación"; de sus aspiraciones artísticas como escritora; de su feminismo y de sus inseguridades personales. Todos estos temas, por ejemplo, están presentes en el episodio más inteligente de esta temporada, American Bitch, en el que Hannah entrevista a un escritor famoso al que admira (Matthew Rhys), pero que ha sido acusado de abusos sexuales.



Girls se despide tras 62 episodios que, individualmente, no parecen contar gran cosa, pero que en conjunto han acabado por bosquejar el retrato de unos personajes -a las cuatro chicas protagonistas hay que agregar parejas, amigos y padres- y que por tanto constituyen un comentario sobre las preocupaciones de una generación. En segundo plano, como escenario, está siempre Nueva York, una ciudad cuyo microcosmos es el modelo de la sociedad occidental actual, urbana, y en un país desarrollado. En esta última temporada, Girls cumple, quizás, porque no hay expectativas dramáticas sobre la conclusión de la historia. La ausencia de una narración principal, de un conflicto a resolver, de un misterio a desvelar, hace que no esperemos más que una buena última tanda de episodios. No es necesario ver cada capítulo de esta serie porque no hay una continuidad argumental más allá de las vidas de las cuatro protagonistas. No hay grandes hitos que nos sitúen cronológicamente más que los cotidianos: una nueva pareja, una ruptura sentimental, un cambio de trabajo, una salida del armario. Solo son modificaciones de escenario: lo importante son los personajes, básicamente tan desorientados como nosotros mismos. Esta opción narrativa convierte cada episodio en una pequeña película indie. Girls recuerda también a esas series de cómic independiente que plasman momentos autobiográficos de sus autores, el llamado slice of life de Harvey Pekar, Daniel Clowes, o Adrian Tomine. Dicho esto, paso a comentar los hechos concretos de esta sexta temporada, por lo que habrá spoilers a partir de ahora. Estáis avisados. Estos son los tres grandes momentos de la última de Girls.


El embarazo de HannahLa maternidad -que ya había sido abordada, pero desde fuera, en la cuarta temporada -cuando la desequilibrada hermana de Adam (Adam Driver) se convertía en madre- se afronta ahora como tema principal y como una vivencia en primera persona, siempre desde una perspectiva feminista que se preocupa, cómo no, sobre si es compatible una carrera profesional -exitosa- con la maternidad. Pero hay que decir que el feminismo de Hannah da un paso más allá del tema de la conciliación, y se plantea cuestiones tan radicales como si el padre biológico -un profesor de surf conocido en un encuentro casual- tiene derecho a ser informado de su futura paternidad. El asunto es complejo y se resuelve de una forma tremendamente humana: Hannah decide hablar con el padre (Riz Ahmed), al que le importa un pimiento el asunto, lo que sin embargo lesiona la autoestima de ella, a pesar de que en un principio se había autoconvencido de no necesitar a nadie. Por otro lado, el hecho de ser madre se narra sin sentimentalismos: Hannah descubre que está embarazada al hacerse un chequeo médico por una infección de orina. Tampoco se esconde que tener un hijo puede ser un hecho traumático según las circunstancias: en la cocina de un restaurante chino, Elijah (Andrew Rannells) le dice a Hannah que va a ser una madre terrible, en uno de los momentos más duros de toda la serie. El último capítulo -una especie de epílogo con la lactancia materna como bandera- se ocupa enteramente de cómo será Hannah en el papel de madre.


La burbuja de Adam y Hannah. Más de uno se habrá preguntado si en esta despedida de Girls, Adam y Hannah retomarían su relación sentimental. La respuesta está en uno de los mejores episodios de esta sexta temporada, What Will We Do This Time About Adam? Ya sabíamos que el ex de Hannah no la había olvidado tras verle rodar una película que recrea momentos de la primera temporada, en un claro juego de metaficción -y despertando los celos de Jessa (Jemima Kirke). Pero sí sorprende que en este capítulo decida volver con ella al enterarse de que está embarazada. Siempre impulsivo, Adam se ofrece como padre del bebé, lo que da pie a un juego tan bonito como doloroso en el que ambos fingen que es posible resucitar su relación con el nuevo objetivo común de la paternidad. Es un giro inesperado y loco, pero completamente coherente con lo vivido por ambos personajes durante la serie. Por un momento, parece probable que vuelvan a estar juntos -quizás nosotros mismos queremos creerlo- pero finalmente la realidad se impone en una escena que pone a prueba la capacidad interpretativa de Lena Dunham: la forma en la que Hannah le comunica a Adam que volver atrás es imposible, es simplemente rompiendo a llorar, justo cuando todo parecía perfecto. Sin una sola línea de diálogo, Adam capta el mensaje en una actitud también muy humana. No reconoce en voz alta lo que ocurre, ni intenta luchar por convencer a Hannah, lo que sería definitivamente humillante.



La reconciliación de Hannah y Jessa. Esta sexta entrega de Girls comienza con mucho humor, con Hannah protagonizando incluso momentos de slapstick -la escena en la que se mete en el traje de neopreno en All I Ever Wanted- pero capítulo a capítulo el tono de la temporada se hace más grave, según se acerca el momento de decir adiós. Goodbye Tour, verdadero capítulo final de la seriees la gran despedida de las cuatro protagonistas, reunidas -casi por casualidad- en la fiesta sorpresa de compromiso de Shoshanna (Zozia Mamet). Esta, siempre ha sido la excéntrica del grupo, pero también la más clara y pesimista con respecto a valorar la amistad que las une y que aquí da por perdida definitivamente. Esta constatación -que la egocéntrica Marnie (Allison Williams), siempre superficial, prefiere ignorar- lleva a una magnífica escena tragicómica en la que Hannah y Jessa se reconcilian, entre chistes y lágrimas, en un momento muy cercano, muy real, muy parecido a lo que cualquiera de nosotros puede haber vivido alguna vez en una situación similar. Es esto lo mejor que se puede decir de Girls, que más allá de su supuesto retrato generacional, con el que podemos sentirnos identificados o no, de su look moderno y trendy, ha conseguido momentos dramáticos humanos y auténticos.

AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 4- THE PATRIOT



THE PATRIOT (17 DE ENERO DE 2017) -AVISO SPOILERS-

Agentes de S.H.I.E.L.D en esta cuarta temporada va a sorpresa por capítulo. Nada que objetar. Aquí descubrimos que el director Jeff Mace (Jason O'Mara) no es un inhumano y ni siquiera tiene superpoderes. Asediado por Watchdogs y exagentes de HYDRA que intentan asesinarle, defendido por Coulson (Clark Gregg) y Mack (Henry Simmons), descubrimos la razón de que Mace nunca se separe de un maletín que nos sorprende también al no ser un simple mcguffin: contiene una variación de la fórmula del supersoldado necesaria para exhibiciones públicas de superpoderes. Lo mejor de esta revelación es que resulta coherente con el origen del personaje en los cómics (1976), un oscuro superhéroe llamado Patriota, que sustituyó, durante un corto período, nada menos que al Capitán América (fue el tercero en llevar el uniforme de las barras y estrellas), para luego encontrar la muerte, todo esto contado en los tebeos en retrocontinuidad. Mejor no preguntéis. En un capítulo repleto de acción y tiros, descubrimos todo esto sobre Mace, por lo que el personaje se humaniza bastante. En definitiva nos hablan aquí de la necesidad de héroes -aunque sean falsos- en un clima post-11S, por lo que a pesar de desvelarse que Mace es una fachada creada por Glenn Talbot (Adrian Pasdar), su rol sigue siendo necesario e idéntico al de los cómics antes mencionados: sustituir al Capitán América (Chris Evans) tras los sucesos de Civil War (2016). El resto de este episodio se redondea con la infiltración de la androide que se hace pasar por la agente May (Ming-Na Wen), el cautiverio estilo Matrix (1999) de la verdadera; y los divertidos apuntes de infidelidad -con perversos toques necrofílicos- del ciber-triángulo amoroso/científico entre Fitz (Iain de Caestecker), Simmons (Elizabeth Henstridge) y la cabeza de Aida (Mallory Jansen).

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AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 4- BROKEN PROMISES


BROKEN PROMISES (10 DE ENERO DE 2017) -AVISO SPOILERS-

¡Giros! La esencia de Agentes de S.H.I.E.L.D es la acumulación de giros necesariamente sorprendentes para mantener nuestro interés. La habilidad de los guionistas consiste en mantener el ritmo de quiebros argumentales sin caer en contradicciones flagrantes. Así, aquí ocurre lo esperado, el androide Aida (Mallory Jansen) se rebela e intenta robar el libro místico Darkhold. Estamos ante una trama post-Vengadores: La era de Ultrón (2015), bastante rutinaria, a la que se intenta dar brillo haciendo referencias a todo el cine reciente basado en el complejo de Frankenstein. El personaje de Mack (Henry Simmons) es el encargado de estos comentarios frikis postmodernos y autoconscientes sobre Terminator (1984), Chopping Mall (1986) y La rebelión de las máquinas (1986). Tras todo esto, llega el mencionado giro que lo cambia todo: Holden Radcliffe (John Hannah) es un traidor, quiere el Darkhold, y ha manejado a Aida -contundentemente decapitada por Mack- todo este tiempo. Descubrimos también que tiene otra Aida y suponemos que la falsa May (Ming-Na Wen) es otro androide. La otra trama desvela otra sorpresa: el inhumano que rescatara Simmons (Elizabeth Henstridge) en un episodio anterior, resulta ser hermano de la senadora racista y xenófoba, Ellen Nadeer (Parminder Nagra). Pero otro giro nos sorprende cuando descubrimos que su verdadero objetivo era asesinar a su hermano -Vijay (Manish Dayal)- precisamente por haberse convertido en inhumano. Un giro más: quizás no esté muerto del todo.

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AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 4- THE LAWS OF INFERNO DYNAMICS


THE LAWS OF INFERNO DYNAMICS (6 DE DICIEMBRE DE 2016)

Cada temporada de Agentes de S.H.I.E.L.D se compone de dos historias principales. La primera, suele ser un señuelo, espectacular, que abarca los primeros episodios. Mientras tanto, la segunda, más ambiciosa y de mayor alcance, se va desarrollando en la sombra hasta que llega su momento de germinar. Así, aquí acaba la trama relacionada con el nuevo Ghost Rider, Robbie Reyes (Gabriel Luna) y por eso este episodio tiene sabor a season finale. Estos primeros 8 capítulos han servido además para establecer las nuevas coordenadas de lo que va a ocurrir a continuación. Daisy Johnson (Chloe Bennet) vuelve a S.H.I.E.L.D, el director Mace (Jason O'Mara) da la cara públicamente como inhumano y aparece con un nuevo traje -mola verle en acción- Yo-Yo Rodríguez (Natalia Cordova-Buckley) pasa a formar parte del equipo activo -sus escenas de supervelocidad son lo más espectacular de esta entrega- y se formaliza su relación sentimental con Mack (Henry Simmons) con el obligado beso romántico. Pero aunque todo parezca resuelto, un giro -de los muchos que contiene esta serie de espías- revela una nueva amenaza, la de la androide Aida (Mallory Jansen), cuya subtrama había permanecido en segundo plano hasta ahora. La primera parte de esta cuarta temporada se cierra con un aprobado justo, a pesar de la espectacularidad de Ghost Rider. Veremos que sigue a continuación.

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AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 4- DEALS WITH OUR DEVILS


DEALS WITH OUR DEVILS (29 DE NOVIEMBRE DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Tras años de tebeos de superhéroes, seriales cinematográficos de aventuras, películas, series de televisión y videojuegos, conocemos de antemano todas las historias. Agentes de S.H.I.E.L.D se mueve además en unas coordenadas de sobra conocidas al contarnos un simple enfrentamiento entre el bien y el mal. Los héroes deben salvar obstáculos hasta superar a un antagonista principal, que en estos primeros compases de la cuarta temporada tiene el rostro de Eli Morrow (José Zuñiga), científico renegado que por la vía de un libro místico, ha conseguido transformarse en la piedra filosofal, capaz de crear materia de la nada. Convengamos además que, a pesar del atractivo de la idea sobre el papel, su encarnación no ha resultado demasiado satisfactoria. Por lo que los guionistas deben buscar la forma de contarnos lo mismo de siempre de una forma mínimamente original. Por ello, proponen aquí la recapitulación de lo narrado desde diferentes puntos de vista. Primero asistimos a los hechos posteriores a una gran explosión: los agentes Mack (Henry Simmons) y May (Ming-Na Wen) buscan al villano y a sus compañeros. Un relato, si se quiere, rutinario y poco emocionante. Pero luego, estos hechos vuelven a ser relatados desde el punto de vista de Coulson (Clark Gregg), Fitz (Iain de Caestecker), y Robbie Reyes (Gabriel Luna), atrapados en una dimensión paralela que les impide ser vistos o interactuar con los otros personajes. La propuesta no es inédita, pero es buena y funciona. Luego el interés de esta entrega descansa en momentos divertidos como el misterio del inhumano que debe salvar Simmons (Elizabeth Henstridge); cuando el espíritu de la venganza de Ghost Rider decide poseer a Mack; o cuando la naturaleza robótica de Aida (Mallory Jansen) se revela como la única capaz de leer el peligroso libro Darkhold.

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LEGION -TEMPORADA 1- CHAPTER 8


CHAPTER 8 (29 DE MARZO DE 2017) -AVISO SPOILERS- 

Es el season finale de la primera temporada de Legión el episodio más "X-Men"de todos los que hemos visto. Esto sobre todo porque el argumento ocurre en el mundo "real" y no en el engañoso plano astral en el que se han venido enfrentado David Heller (Dan Stevens) y su enemigo, el Rey Sombra. Estamos ante una suerte de epílogo, que marca las posibles coordenadas de una segunda entrega que ya está confirmada. Se recupera la amenaza de la División 3: los intentos gubernamentales de controlar a los peligrosos mutantes es un tema recurrente en la ficción sobre estos superhéroes de la Marvel. Vuelve el interrogador, Clark (Hamish Linklater), como el nuevo enemigo a batir, sediento de venganza tras sufrir terribles quemaduras. Pero un estupendo flashback evita que el villano se convierta en un personaje plano: se nos muestra a Clark como una víctima, un hombre querido por su pareja y por su hijo adoptado. Que Clark sea homosexual no es casualidad: los mutantes siempre han sido una metáfora de los marginados, lo que justifica el cambio de actitud que veremos en él a favor de los mutantes. Vestido completamente de rojo, con un bastón con cabeza de lobo en plata, Clark funciona más bien como un revulsivo que obliga a los mutantes protagonistas a replantearse sus objetivos. ¿Será la doctora Melanie Bird (Jean Smart) una líder como el pacífico profesor Charles Xavier o una amenaza como Magneto? Su discurso, comparando a la Humanidad con los extintos dinosaurios, apunta a lo segundo. Por otro lado, vemos escapar al Rey Sombra, tras confirmarse que los poderes de Syd Barret (Rachel Keller) -un par de canciones de Pink Floyd en este capítulo confirman el homenaje que es el nombre de la chica- funcionan como los de Pícara/Rogue. El primer beso -real- entre Syd y David es el momento cumbre que cierra su trama amorosa, aunque eso posibilite la liberación del demonio de los ojos amarillos. El que le veamos perderse en la carretera, habiendo poseído al excéntrico Oliver Bird (Jemaine Clement) es una buena razón para ver la segunda temporada de Legión

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