HOMELAND -TEMPORADA 4- REDUX


REDUX (9 NOVIEMBRE)

A estas alturas ya nos hemos dado cuenta de que Homeland es un folletín. Según la Wikipedia "es un género dramático de ficción caracterizado por su intenso ritmo de producción, el argumento poco verosímil y la simplicidad psicológica". Todo esto se esconde en la serie bajo un falso realismo apoyado en una temática que aparece todos los días en las noticias: la lucha contra el terrorismo. Alguno podrá hacer una lectura más profunda del clima paranoico post 11-S y de la pérdida de identidad del individuo en un mundo en el que ya no hay buenos y malos. En esta cuarta temporada, Carrie Mathison (Claire Danes) pierde su identidad poco a poco ¿qué límites morales es capaz de traspasar para conseguir los objetivos de su país? (es un tema subyacente que me recuerda al de la quinta temporada de The Walking Dead). Lo cierto es que esto no parece precisamente "simplicidad psicológica". Pero sí es folletinesco, poco verosímil, el mecanismo que desencadena el conflicto en el capítulo Redux -AVISO SPOILERS- Dennis Boyd (Mark Moses), el marido de la embajadora estadounidense, se infiltra en la casa de Carrie y cambia su medicación. El elaborado plan, digno de Fu Manchú, da resultado y trastorna a Carrie hasta tal punto que acaba cayendo en las garras de su enemigo. Pero antes, las nostálgicas del Homeland original tendrán la oportunidad de recuperar esos momentos de amor apasionado que convirtieron a la serie en un éxito. La escena clave de este capítulo no es más que una alucinación, pero gracias a la interpretación de Claire Danes -que aquí vuelve a los morritos, pucheros y mohines- consigue recordarnos que el dolor de la pérdida de un ser querido se puede mitigar, pero jamás se extingue.

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GOTHAM -TEMPORADA 1- THE MASK-


THE MASK (10 NOVIEMBRE) -AVISO SPOILERS-


Richard Sionis (Todd Stashwick) tiene una empresa financiera, pero cuando se pone una máscara se convierte en un estrafalario criminal que organiza combates a muerte entre los candidatos a un puesto de trabajo en su firma. La trama principal del octavo episodio de Gotham puede parecer original y atractiva, pero, como suele ocurrir en la serie, está poco desarrollada. Incluye además un vergonzoso discurso en comisaría en el que Bullock (Donald Logue) apela a la solidaridad gremial de sus compañeros policías para que ayuden a un detective Gordon (Ben McKenzie) en peligro de muerte. Por otro lado, Oswald Cobblepot (Robin Lord Taylor) se muestra cada vez más sanguinario y sediento de poder, pero su subtrama es más bien breve. Lo mejor del capítulo es probablemente la historia protagonizada por el joven Bruce Wayne (David Mazouz) que se enfrenta a unos bullies en su instituto. Para defenderse, el futuro Batman recurre a la violencia y lo hace a un nivel cuanto menos chocante tratándose de niños. Esto enturbia a un personaje en teoría heroico, pero sin duda, con un lado oscuro y atormentado. Gotham demuestra en este capítulo que su versión de Alfred (Sean Pertwee) tiene poco que ver con el afable mayordomo con humor británico al que estamos acostumbrados.

CAPÍTULO ANTERIOR: PENGUIN´S UMBRELLA

THE WALKING DEAD -TEMPORADA 5- SELF HELP


SELF HELP (9 NOVIEMBRE)

Con el grupo de personajes protagonista dividido en tres, Self Help se centra en la facción liderada por Abraham (Michael Cudlitz). Su misión es llegar a Washington para que Eugene (Josh McDermitt) -ya sabéis, el tío rarito del mullet- salve al mundo gracias a sus conocimientos científicos. Abraham es un líder diferente a Rick (Andrew Lincoln) y empuja a su grupo hasta el límite. En la mejor secuencia del capítulo, y quizás de lo que va de temporada, los personajes, en silencio, realizan acciones que para ellos son cotidianas y que forman parte de una rutina aprendida con el objetivo de sobrevivir en un mundo apocalíptico.


-AVISO SPOILERS-

Self Help profundiza en los personajes de Abraham y Eugene. Unos flashbacks desvelan el pasado -traumático, cómo no- de Abraham, que se ve obligado a convertirse en un asesino para salvar a su familia. Precisamente por ello les pierde. Su mujer y sus hijos ya no le ven como el padre civilizado que fue. Todo lo contrario, ahora le tienen miedo. La pérdida de humanidad necesaria para sobrevivir es el tema principal de esta quinta temporada. Por otro lado, descubrimos que la mente privilegiada de Eugene tiene una pega: es incapaz de relacionarse con otros seres humanos como muchos ¿genios? Muy original. Eugene protagoniza el momento retorcido del capítulo al espiar a Abraham manteniendo relaciones sexuales con Rosita (Christian Serratos). Y también protagoniza una innovación en las técnicas para detener a una horda de zombies: a manguerazo limpio. Esto sí es original. Y lo mejor es que a Maggie (Lauren Cohan) se le moja la camiseta. El final del capítulo cierra la subtrama de Abraham y Eugene, y lo hace revelando algo que ya sabíamos los que hemos leído los cómics.

AMERICAN HORROR STORY: FREAK SHOW -PINK CUPCAKES-


PINK CUPCAKES (5 NOVIEMBRE) -AVISO SPOILERS-

Pink cupcakes comienza con lo que parece un flashforward que revela la muerte de un personaje secundario -pero apreciado- y deja la incógnita de una segunda muerte ¿quién está en la otra urna de cristal? El episodio se centra en Stanley (Denis O´Hare) un estafador sin escrúpulos que quiere aprovecharse de los fenómenos del circo. Pero lo que respira realmente bajo la historia es la insatisfacción vital de todos los personajes. El propio Stanley se siente menospreciado por los adinerados incautos a los que estafa. Elsa Mars (Jessica Lange) sigue soñando con ser una estrella y por eso es presa fácil para Stanley. Jimmy Darling (Evan Peters) cree que nunca tendrá la oportunidad de besar a una chica como Maggie (Emma Roberts). Ella se preocupa por él, pero se cree mejor, se sabe "normal" y nunca podría mantener una relación con Jimmy. Ni siquiera como amigos. Dandy (Finn Wittrock) no tiene deformaciones físicas, pero su mente anómala no sólo le aparta de la sociedad: le convierte en un depredador. También se siente sola Desiree (Angela Bassett) que protagoniza el momento shock de cada capítulo al ser penetrada por las grotescas manos de Jimmy con terribles consecuencias. La siguiente escena, de corte ginecológico, nos permite saber más de la hermafrodita con tres pechos: hay sorpresa. Pero lo mejor del episodio llega cuando Elsa vuelve a cantar el Life on Mars? de David Bowie -que ya interpretó en el primer capítulo- pero esta vez con un significado completamente opuesto. La escena parecía desencadenar la escena prólogo que hemos visto antes, pero no. Han vuelto a jugar con nosotros. El siguiente flashforward también parece revelar la muerte de un personaje principal cuando todavía restan 8 capítulos. Pero no es más que otro truco tan barato como el espectáculo que da nombre a la temporada. Yo estoy a favor. American Horror Story se atreve a todo, incluso a sacar del armario a un personaje que nunca hubiéramos sospechado que podría ser homosexual ¿o sí? Se trata de otro ser atormentado por saber que no encaja en el tiempo que le ha tocado vivir. La inadaptación de los personajes de Freak Show les lleva a soñar con integrarse de diferentes maneras: protagonizar un programa de televisión, besar a una chica guapa, tener un hijo, escapar con un amante prohibido, seguir los pasos de Jack el destripador (el "por favor mátame" de una víctima de Dandy corona una de las escenas más sangrientas de la serie). Pero esos sueños sacan lo peor de los fenómenos, que se enfrentan entre ellos. Luchan a codazos para escapar del agujero social de lo diferente. Los freaks no son "buenos" simplemente por ser unos marginados. El final del episodio nos demuestra, por partida doble, que harían cualquier cosa para evitar que otro alcance la normalidad antes que ellos.

CAPÍTULO ANTERIOR: EDWARD MORDRAKE PARTE 2

HOMELAND -TEMPORADA 4- FROM A TO B AND BACK AGAIN


FROM A TO B AND BACK AGAIN (2 NOVIEMBRE)

Creo que tras seis episodios ya se puede decir que el pobre de Aayan (Suraj Sharma) ha heredado el título de "personaje repelente" de Homeland. Y eso que la anterior poseedora del título, Dana Brody (Morgan Saylor), dejó el listón muy alto. Aayan da casi tanta pereza como Dana, lo que parece indicar que los guionistas de Homeland deben ser padres que odian a sus hijos adolescentes. Ver al pobre chaval lamentándose -más bien poco- por la muerte de su familia, y poniendo pegas a absolutamente todo lo que le proponen -evitando que las tramas de la serie avancen- me hace desear un montaje alternativo de Ange Lee de La Vida de Pi (2012) en la que el tigre se dé la vuelta para comerse a... Pi. En Homeland, el bueno de Suraj se enfrenta a algo mucho peor que una fiera digital -aviso spoilers- la loca de Carrie (Claire Danes) le engaña, juega con él, le hace poner ojos de enamorado y eso da repelús. Mucho. Por suerte, el final de este capítulo protagonizado por Aayan y con aires de Red de Mentiras (Ridley Scott, 2008) contiene una sorpresa al respecto, pero también una casualidad de esas que Billy Wilder no quería en sus terceros actos y además, Carrie traspasa un nuevo límite que demuestra que está... como una cabra.

CAPÍTULO ANTERIOR: ABOUT A BOY

12 MESES DE LAS NOVIAS DE GWANGI, 12 SEGUNDAS PARTES


Una de las frases más falsas sobre el cine es aquella que dice "nunca segundas partes fueron buenas", que como saben, proviene del Quijote. Para "celebrar" que comienza el segundo año de Las novias de Gwangi -una prueba de que el mito de Sísifo marca mi existencia- les ofrezco una lista de 12 segundas partes. Y todas son realmente buenas.

LAS NOVIAS DE DRÁCULA (Terence Fisher, 1960)
Tras el éxito de Horror of Dracula (1958), Hammer Films quiso sacar partido con una rápida continuación en la que, curiosamente, no aparecía Drácula (Christopher Lee). Pero tampoco hacía falta. Peter Cushing es capaz de sostener por sí mismo esta película de terror -con un toque aventurero- en una interpretación clásica del profesor Van Helsing que luego inspiraría al personaje de Peter Vincent en Noche de Miedo (Tom Holland, 1985).

PESADILLA EN ELM STREET 3: LOS GUERREROS DEL SUEÑO (CHUCK RUSSELL, 1987)
La segunda parte de la saga creada por Wes Craven sí fue fallida, pero esta tercera entrega resume mi temprana adolescencia y me divirtió mucho más que la primera -Craven siempre ha tenido inquietudes demasiado serias- porque jugaba con los sueños de cualquier chaval: convertirse en un superhéroe como el Doctor Extraño, los pechos de una enfermera cachonda... Freddy (Robert Englund) daba miedo pero era divertido al mismo tiempo. Y me enamoré de Patricia Arquette.

PHANTASM 2 (Don Coscarelli, 1988)
Una de mis grandes debilidades. Phantasm debe ser una de las sagas de horror más extrañas y menos conocidas por la gente "normal" (qué pena me dais). Esta secuela pule el tono amateur de la original, es menos experimental, más exploitation y tiene más gore, más tetas, más escopetas y motosierras. La escena en la que los protagonistas casi desean que todo sea un sueño y el Hombre Alto (Angus Scrimm) les saca de su error me acompañará siempre.

INSIDIOUS: CAPÍTULO 2 (JAMES WAN, 2013)
Es el Regreso al futuro 2 del cine de terror. Una jugada ingeniosa de James Wan que le permite darle la vuelta a la primera película -que jugaba a casas encantadas, poltergeists y posesiones- pero manteniendo los sustos en plan montaña rusa de la primera parte. Más divertido, difícil. Espero con ganas el tercer capítulo.

SUPERMAN 2 (Richard Donner, Richar Lester, 1980)
No voy a ir de guay diciendo que no me gusta Superman y que prefiero a Batman. Me encanta Superman y de niño mi gran frustración era que en las adaptaciones en imagen real que existían entonces -Las Aventuras de Superman (1952-1958) y Superman: La película (Richard Donner, 1978)- el superhéroe no se enfrentaba a un enemigo a su altura. Vamos, que nadie le aguantaba media hostia. Entonces llegó Superman 2 en la que por fin el hombre de acero se pegaba con villanos de Krypton liderados por el General Zod (Terence Stamp).

BATMAN VUELVE (Tim Burton, 1992)
Cuando Tim Burton hizo el primer Batman en 1989 se nos prometió un superhéroe oscuro, adulto, que recogía el espíritu de El Regreso del Caballero Oscuro (1986) de Frank Miller. Todo eso para hacernos olvidar al cachondo de Adam West de la serie de televisión (1966). Lo bueno es que la promesa no se cumplió del todo y Burton se llevó a Batman a su terreno, con mucho humor chorra y alguna ida de olla. Con Batman Vuelve, Burton hace lo que le da la gana. Es una película de personajes, más que de acción, en la que todos, todos, todos, están como cabras. Eso sin contar que la música de Danny Elfman es fantástica. El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008) puede ser una "mejor película", pero es mucho menos "Batman".

SPIDERMAN 2 (Sam Raimi, 2004)
Se ha hablado muy mal -creo que injustamente- de la trilogía arácnida de Raimi y todo por culpa del baile que se marca Tobey Maguire en la tercera entrega. Pero la nueva saga dirigida por Marc Web, The Amazing Spiderman, ha conseguido que añoremos -y mucho- lo que hizo Raimi. Spiderman 2 es sin duda la más redonda de esa trilogía, y la que mejor recoge el espíritu de aquellos deliciosos cómics que hicieron Stan Lee y John Romita en los años sesenta. Superhéroes, humor y romance.

BESOS ROBADOS (François Truffaut, 1968)
¿Hay mucho superhéroe en la lista? Pues venga una de la Nouvelle Vague. Las aventuras vitales de Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud) continúan tras Los 400 golpes (1959) y el bonito cortometraje incluido en El amor a los veinte años (1962). Besos robados es Boyhood (Richard Linklater, 2014) antes de Boyhood. Es la comedia romántica que a tu novia le va a parecer "rara". Es chicas guapas -vestidas del rollo- paseando por París en los años sesenta. Es el lugar en el que me gustaría vivir.

REGRESO AL FUTURO 2 (ROBERT ZEMECKIS, 1989)
La primera entrega era francamente perfecta: el sueño de cualquier adolescente. Pero la segunda parte desvela un cliffhanger con el que soñamos durante cuatro años -durante la niñez eso es una vida- y es una película mucho más oscura, con ese 2015 aciago y ese 1985 alternativo y apocalíptico. Además, Regreso al Futuro 2 juega con las paradojas temporales y eso le permite recrear la primera película y al mismo tiempo reírse un poco de su inocencia. Eso sin mencionar ese monopatín volador que todavía estamos esperando.

MAD MAX 2: EL GUERRERO DE LA CARRETERA (George Miller, 1981)
Más trash y más Sergio Leone que la primera, The Road Warrior es violenta, sucia y sobre todo la película que mi madre no quería que yo viese... y la que yo me moría por ver. Disfrutaba muchísimo con la caracterización de la banda de punks apocalípticos -cada uno tiene su propio look del que se infiere su personalidad- y sobre todo con ese Lord Humungus (Kjell Nilsson) y su máscara de hockey que luego relacionaríamos para siempre con el Jason Vorhees de Viernes 13 3ª Parte (Steve Miner, 1982).

ALIENS: EL REGRESO (JAMES CAMERON, 1986)
Alien (Ridley Scott, 1979) es un clásico de la ciencia ficción y del terror. La estrategia de Scott de mostrar al xenomorfo lo menos posible es sin duda un acierto. Por eso mismo, resulta todavía más acertada la idea de Cameron para la secuela: sacar aliens a cascoporro en una película de acción -muy agobiante- que bebe de la novela Tropas del Espacio (Robert A. Heinlein, 1959). Un clásico.

EL IMPERIO CONTRAATACA (Irving Kershner,1980)
Vale, es muy típica. Pero yo soy yo y no sería tan yo si no la incluyo. Es mi favorita, y es la más Star Wars de todas las películas de Star Wars. Y tengo pruebas. En el Imperio encontramos por primera vez algunos de los elementos más emblemáticos de la saga: la marcha imperial de John Williams, los AT-AT, Yoda, Boba Fett, el duelo de sables láser entre Luke y Darth Vader y el inmediatamente posterior "yo soy tu padre". Por si fuera poco, Leia le dice "te amo" a Han Solo y él responde "Lo sé". Un crack.

INTERSTELLAR (CHRISTOPHER NOLAN, 2014)


Interstellar es una ambiciosa superproducción de ciencia ficción que narra un viaje espacial y emocional con todos los recursos del "gran cine": actores más que solventes, unos efectos especiales impecables, un diseño de producción muy original, la fotografía y la banda sonora son impresionantes. Pero hay un problema. Los grandes temas que aborda Interstellar no están bien desarrollados en su guión. Para asistir al espectáculo de la conquista del espacio y para emocionarnos con sus grandes intérpretes hay que soportar largas escenas de diálogos explicativos. Esta es mi opinión.


-AVISO SPOILERS-

Un grupo de astronautas se embarca en un viaje espacial respondiendo a una misteriosa llamada -posiblemente extraterrestre- que les lleva hasta un agujero negro que podría ser la clave del futuro de la Humanidad. El argumento, en esencia, resume dos películas de ciencia ficción: 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) e Interstellar.


Kubrick quiso que su película fuese una "experiencia" para el espectador y para ello creó imágenes que son historia del cine, unos efectos de sonido innovadores, y una banda sonora memorable que utilizaba piezas de música clásica. No hay prácticamente diálogos en 2001, y mucho menos se nos ofrece una explicación de lo que ocurre. Kubrick quería que interpretáramos libremente la historia y 2001 es sin duda su obra -maestra- más enigmática. Interstellar es todo lo contrario. En los -aproximadamente- primeros 60 minutos de metraje, sus personajes hablan y hablan dejando claros sus sentimientos, sus miedos y lo peor, las teorías científicas que sustentan lo que va a ocurrir en la escena siguiente. Las preocupaciones del protagonista, Cooper (Matthew McConaughey), están muy claras, porque él mismo las verbaliza: los hombres han dejado de ser exploradores para convertirse en granjeros. Cooper se siente como Luke Skywalker en Star Wars (George Lucas, 1977) y lo dice directamente ¿dónde está el subtexto? Interstellar es 2001, con audiocomentario. 


Quiero dejarlo claro. Interstellar no tiene que ser 2001. Pero ¿Cuántas veces repiten en la película que el tiempo es más lento para los viajeros espaciales con respecto a los que se han quedado en la Tierra? Supongo que toda la jerga científica que sueltan los personajes es ciencia ficción "dura". Pero el final de El planeta de los simios (Franklin Schaffner, 1968) deja claro exactamente el mismo concepto, sin explicarlo ni una vez. En 1977, George Lucas decidió que sus personajes en Star Wars no hablarían como los de las películas de ciencia ficción de los años 50. Estos explicaban al público el funcionamiento de su tecnología futurista con largos e inocentes diálogos. Pero la intención de Lucas era ser realista -a pesar de estar contando una fantasía- y si nosotros no hablamos constantemente de cómo funciona un televisor, ya que estamos familiarizados con él, ¿por qué iba Han Solo a explicarnos el Halcón Milenario al que se sube todos los días?


Otro ejemplo. En un momento crítico del viaje, Brand (Anne Hathaway) suelta un discurso sobre que el amor es la fuerza que mueve el Universo. Muy bonito. Pero ese discurso se basa en que ella está enamorada. Y eso lo sabemos porque lo dice Cooper. No hay otra manera de implicarnos emocionalmente con lo que propone Brand porque no la hemos visto con su pareja, ni sabemos nada de su relación, ni conocemos al objeto de su amor. Interstellar cuenta una historia -como en el teatro- pero no la muestra: eso es el cine.


Una de mis escenas favoritas de la película, estéticamente preciosa, es cuando Cooper, atrapado en el agujero de gusano, en un limbo del espacio tiempo, intenta hacer contacto con su hija por detrás de la librería de su habitación. La imagen es extrañísima, surrealista y muy poderosa. Pero Nolan tiene miedo de que nos perdamos y recurre a la voz en off del robot TARS (Bill Irwin) para dejarlo todo bien clarito ¿Hacía falta?


Mi problema con Interestellar es que está contada únicamente a través de diálogos. Largas conversaciones entre personajes -McConaughey tiene experiencia en esto tras True Detective- que te hacen preguntarte si ha valido la pena coger el coche y conducir hasta una sala Imax para ver una película sobre astronautas de cháchara. Para mí, contar una historia través de diálogos -y no de acciones visuales- es una señal de pereza (lo mismo pienso de la exitosa Lucy de Luc Besson). Christopher y Jonathan Nolan, como guionistas, apuntan a temas de gran calado, pero fallan a la hora de crear una historia humana con los mismos. Los personajes sueltan frases grandilocuentes sobre el futuro de la Humanidad, sobre el amor, sobre padres e hijos, pero no les vemos hacer prácticamente nada más que hablar hasta que comienza el viaje espacial. Y todavía entonces siguen hablando.


Una pena, porque una vez hemos despegado con los protagonistas, Nolan demuestra un poderío visual apabullante, una inventiva tremenda e incluso la capacidad de emocionarnos cuando -por fin- aflora el lado más humano de una historia que recuerda también a Cuando los mundos chocan (Rudolph Mate, 1951). Diría que en el fondo Interestelar trata sobre el sacrificio y sobre padres e hijos. Sobre lo que vamos a dejar a la próxima generación. Pero no hace falta decirlo. Hay diálogos bastante explícitos que lo dejan muy claro.


CONTENIDO ADICIONAL: La referencia a 2001 más obvia son los robots que acompañan a los astronautas, sus voces recuerdan a un HAL 9000 que se ha pasado a la comedia, pero es que además, los autómatas tienen forma de... monolito.