GAMBITO DE DAMA -LA COMUNIDAD AJEDRECISTA


Por fin hablo en Indienauta de Gambito de Dama, una de las series de mayor éxito de la historia de Netflix. Éxito más que justificado aunque, personalmente, esta ficción creada por Scott Frank y Alan Scott me haya acabado decepcionando. La serie adapta una novela de Walter Tevis y se centra en la historia de una joven huérfana que descubre su increíble talento para el ajedrez, lo que la lleva a desafiar a los mejores jugadores del mundo. La trama se podría dividir en dos: por un lado, los traumas infantiles de la protagonista, Beth Harmon, relacionados con su madre -y su fallecimiento-, una ausencia tremenda de afectos y un posible trastorno del espectro autista. Beth se revela como un genio del ajedrez, pero demuestra una clara dificultad para relacionarse con los demás -sobre todo con el género masculino- y una personalidad adictiva: lo mismo que se obsesiona por el ajedrez, acabará siendo dependiente del alcohol y las drogas. Por otro lado, lo mejor de la serie, es la estupenda descripción del juego, el ambiente de los torneos, la tensión en cada decisión sobre el tablero, la investigación de estrategias y jugadas, las peculiaridades de los rivales a batir, etc. Tan interesante acaba siendo la parte dedicada al ajedrez en Gambito de Dama que los conflictos psicológicos, emocionales y sentimentales de Beth acaban resultando prescindibles. En cada capítulo está siempre presente la amenaza de que las múltiples adicciones de Beth le pasen factura, pero creo que el personaje no llega a tocar fondo, no se enfrenta a sus demonios de una forma dramáticamente satisfactoria. Esquiva el infierno. En su lugar, asistimos a cómo Beth se engancha y desengancha de las drogas y el alcohol con una facilidad pasmosa. Tampoco me parece satisfactorio el desarrollo de las relaciones personales de Beth: ese estupendo grupo de nerds del ajedrez que se cruzan en el camino de la protagonista, con los que mantiene relaciones problemáticas durante toda la serie, luego reaparecen como por arte de magia para ayudarla en el último y crucial momento. 

Gambito de Dama habla de vacío existencial y de las formas de llenarlo, no siempre buenas, y es interesante esa reivindicación que hace de una especie de comunidad del ajedrez, en la que los jugadores parecen estar unidos sin importar nacionalidades, ideologías o la mismísima Guerra Fría. A pesar de sus defectos, está claro que el gran triunfo de la serie es saber hacer interesante un tema como el del ajedrez profesional, además de ser una lujosa producción de época con estupendos decorados y vestuario, además de una efectiva realización a cargo de Scott Frank -guionista nominado al Oscar por Logan (2017) y Un romance muy peligroso (1998). Pero claro, también hay que atribuir el éxito al tremendo carisma de su actriz principal, Anya Taylor Joy -La bruja (2015)- cuyos peculiares rasgos físicos le permiten parecer a la vez inocente, distante y sexy -faceta esta última, en mi opinión, vergonzosamente explotada por la serie, sin venir a cuento-. No voy a descubrir yo a esta actriz, pero sí quiero resaltar a dos secundarios estupendos, para mí lo mejor de esta ficción. Primero está el maravilloso Bill Camp, como el conserje William Shaibel, mentor de Beth y la figura paterna que nunca tuvo, que protagoniza el momento más emocionante de la historia. Y luego merece ser mencionada la estupenda Marielle Heller, actriz y directora de películas como ¿Podrás perdonarme algún día? (2019) o Un amigo extraordinario (2020), quien interpreta a la madre adoptiva de Beth y se convierte en un personaje trágico que sin embargo siempre muestra una sonrisa en el rostro, vehiculando temas feministas que también aparecen en esta producción original de Netflix.

MADRE OSCURA -TERROR MATERNAL


En algunas de esas maravillosas películas juveniles de cine fantástico de los años 80 -como  E.T., el extraterrestre (1982)- el protagonista adolescente sufría por la ausencia de su padre -fallecido, separado o desaparecido- y la figura de la madre era presentada como sinónimo de protección, pero también de lo cotidiano, de la normalidad. Esto es así también en la estupenda Noche de miedo (1985), comedia de terror de vampiros que tiene algunas coincidencias argumentales con la película que nos ocupa, Madre oscura. Curiosamente, aquí la figura ausente para el protagonista, Ben (John-Paul Howard), es la materna: la premisa de la historia es el terror que puede suponer que esa madre protectora se convierta en un monstruo depredador. Dirigida por los hermanos Brett y Drew T. Pierce -Deadheads (2011)- Madre oscura es una estupenda cinta de terror, muy directa en sus planteamientos. Uno de los elementos más atractivos de su historia es la fabricación de un monstruo -una suerte de bruja del bosque- con un modus operandi específico y sus propias reglas. Su propia mitología, vaya. Destaquemos también el mencionado espíritu ochentero, que se traduce en el esfuerzo por establecer la simpatía del público por sus personajes, especialmente el del héroe, pero también secundarios como el padre (Jamison Jones) o la clásica amiga/interés romántico (Piper Curda). Añadamos una buena ración de sustos y una criatura resultona y ya tenemos todos los ingredientes necesarios para satisfacer a los fans. La película es puro entretenimiento, pero permite también una segunda lectura sobre la problemática relación del protagonista con el género femenino, en su historia personal de coming of age: desde su propia madre -que aparece solo referencialmente- pasando por amigas, posibles novias, una vecina sexy y, por supuesto, una madrastra. El guión, hábilmente, esconde algunos giros sorpresa que redondean la propuesta y propone en su subtexto una desconfianza en lo femenino que puede provocar una conversación interesante.

LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS -VAMPIROS DOMÉSTICOS


Basada en el estupendo falso documental del mismo nombre, Lo que hacemos en las sombras es una serie divertida, entrañable y un festín para el fan del terror y de los vampiros. Detrás de la propuesta están los autores originales, Jemaine Clement y Taika Waititi -Jo Jo Rabbit (2019)-, que aquí se implican escribiendo, dirigiendo algunos episodios y hasta apareciendo en breves cameos. El concepto de la serie es una mezcla de The Office con la mitología de los vampiros. Sus protagonistas, compañeros de piso, encarnan a diferentes arquetipos del mito vampírico, siempre de forma paródica. Nandor (Kayvan Novak) representa a Vlad Tepes, Laszlo Cravensworth -estupendo Matt Berry- es el vampiro romántico, sofisticado, elegante, y Nadja (Natasia Demetriou) es su pareja, una vampira que responde también a la aproximación de Anne Rice en sus famosas novelas. Estos tres personajes principales tienen dos contrapuntos muy interesantes. Primero, Guillermo (Harvey Guillén), el 'familiar', el sirviente humano que en la tradición de Renfield sirve a los vampiros realizando las tareas que ellos no pueden hacer, sobre todo durante el día, con la eterna promesa de ser 'convertido' por su amo. En varios episodios, el entrañable Guillermo deviene protagonista de la trama, funcionando como punto de vista humano para que podamos identificarnos con su mirada atónita -y a cámara- ante las extravagancias de los vampiros. Por último hay que mencionar a mi personaje preferido, el vampiro 'energético', Colin (Mark Prosch), que sustrae la energía de los que lo rodean generando aburrimiento. El clásico cenizo o gafe que solemos evitar en los pasillos de la oficina. En dos temporadas, Lo que hacemos en las sombras -disponible en HBO España- conjuga sátira social con la parodia de los clichés de literatura y cine sobre vampiros. Me gusta la inteligencia con la que, de vez en cuando, los autores de la serie insertan momentos terroríficos, de verdad inquietantes, que demuestran la borrosa frontera entre humor y terror. Y me gusta también el físico de sus actores, que parece una apuesta por la diversidad. No hay aquí 'guapos' y 'guapas' luciéndose, algo habitual en el cine, sobre todo si hablamos de vampiros.

En la primera temporada, la acción se desencadena por la llegada de un antiguo señor de los vampiros, el barón Afanas, interpretado por el experto en monstruos Doug Jones, como un Nosferatu desfasado y aterrador, que necesariamente choca con la modernidad y que exige a los protagonistas la absurda aspiración de dominar el mundo. Esta idea resulta infantil e inocente por parte de los vampiros, lo que contrasta con su naturaleza depredadora y despiadada, un contraste en el que la serie reincide una y otra vez. Los protagonistas de Lo que hacemos en las sombras son como niños, se les compara constantemente con frikis, nerds o jugadores de rol, como adultos que siguen recurriendo a la fantasía para sobrevivir en un mundo complejo y deshumanizado, todo esto bien expresado en el episodio City Council y luego en CitizenshipEl tercer capítulo es una reiteración de ideas presentes en el largometraje original, como el enfrentamiento con los hombres lobo; pero también incluye mi subtrama favorita de la serie, protagonizada por Colin Robinson, quien encuentra a otro vampiro energético en su oficina, Evie -perfecta Vanessa Bayer-, dando pie a ideas brillantes sobre las relaciones humanas y sobre ciertos individuos tóxicos. Luego, una salida de marcha incide en la idea del vampiro discotequero, casi un cliché del género en los últimos tiempos -pensemos en el prólogo de Blade (1998); la idea del amor eterno que cruza 'océanos de tiempo' -popularizada en el film de Francis Ford Coppola sobre Drácula- aparece en Animal Control, cuando Nadja se reencuentra con Gregor (Jake McDorman). El séptimo capítulo incluye un juicio vampírico que da pie a numerosos guiños cinéfilos, empezando por los cameos de los propios Waititi y Clement, pero también de Tilda Swinton -que fue vampira en Solo los amantes sobreviven-, Wesley Snipes -nada menos que Blade-, Danny Trejo -Abierto hasta el amanecer-, o Evan Rachel Woods -True Blood-. El humor de la serie es prácticamente blanco, si no fuera por los excesos sangrientos o por los chistes burros presentes, por ejemplo, en el episodio titulado The Orgy, que explora la faceta sexual del vampiro, presente desde sus orígenes literarios como Carmilla (1872) de Sheridan Lefanu o el propio Drácula de Stoker. Este episodio, por cierto, tiene la genial idea de incluir a un Babadook en la mencionada fiesta. La primera temporada finaliza con Ancestry, un episodio que revela los sorprendentes orígenes de Guillermo.

En la segunda temporada se retoman los problemas de Guillermo, entrañable personaje atrapado entre la lealtad a los vampiros a los que sirve -pero al que en realidad ningunean- y el descubrimiento de su linaje como descendiente del más famoso cazador de vampiros. Resurrection es un divertido capítulo que presenta a un zombie, encarnado por Haley Joel Osment -ese niño que en ocasiones veía muertos-. Como su título indica, Ghosts introduce la figura de los fantasmas en la serie y un divertido misterio ¿Tienen fantasma los vampiros? Brain Scrambles es una sátira de la sociedad estadounidense y de las relaciones de pareja que presenta como excusa argumental una fiesta para ver la Super Bowl, nombre que provoca un malentendido entre los vampiros. Pero lo mejor del capítulo es la introducción de un grupo de cazavampiros que, por supuesto, no son más que un puñado de frikis que parecen aficionados a los juegos de rol. Los guiños al frikismo son recurrentes en esta serie. The Curse juega con la inocencia de los vampiros y con el que crean, lógicamente, en la magia, para hablar de algo tan idiota como las cadenas de correos electrónicos, que los no muertos, por supuesto, interpretan de forma literal. El mejor episodio de toda la serie es Colin's Promotion, en el que el vampiro energético consigue enormes poderes al ser ascendido. Su puesto como jefe le permitirá absorber más energía que nunca en una sátira divertidísima de los ambientes de oficina que lamentablemente conocemos y sufrimos. On the Run tiene a un hilarante Mark Hamill como Jim, el vampiro, pero lo mejor es la tapadera que se inventa Laszlo como Jackie Daytona, esperpéntico personaje que juega con los tópicos de la América profunda, y que merecería una serie propia. The Return marca el regreso de Simon, que vuelve a aparecer con una corte de vampiros estrafalarios como el Conde Rápula o Elvis Vampiro. Tres subtramas conviven en Collaboration, primero la idea de que los 'familiares' de los vampiros nunca serán convertidos, aparece expresada en dos personajes relacionados con Guillermo: Benjy (Jack O'Connell), el olvidado sirviente de Nandor de los años 70 y la frívola Celeste (Greta Lee), que sí ha conseguido convertirse en vampira gracias a su ama. Además, Nadja y Lazslo reviven su carrera musical con temas sospechosamente familiares. Witches introduce en la serie a las brujas, lo que permite una serie de gags bastante divertidos sobre aquelarres. Para acabar, Noveau Theatre des Vampires cierra la temporada con una nueva reunión de vampiros y el cameo de uno de los creadores de la serie, Jemaine Clement. El final de la temporada podría haber sido más espectacular, pero desde luego deja varias incógnitas abiertas sobre lo que veremos en la siguiente entrega.

NUEVO ORDEN -REVOLUCIÓN MEXICANA


Ganadora del Gran Premio del Jurado del Festival de Venecia, la mexicana Nuevo orden es una sorprendente película que parte de una crítica a la desigualdad social. Para ello, el director Michel Franco dibuja un rápido retrato de la injusticia social de su país, presentando una lujosa boda de los privilegiados en la que se marca claramente la diferencia de clases entre los ricos y los que trabajan para ellos, diferencia abismal que en México, además, tiene un elemento racial. Este breve comentario -que evita el maniqueísmo salvando de la quema a algunos personajes de cada 'bando'- da paso a un estallido cuando se desencadena el conflicto dramático: una revuelta social que rápidamente se convierte en una revolución y en un golpe de Estado militarizado. La película es rabiosa, violenta, explosiva y sobre todo incómoda: sin duda provocará reacciones extremas en el espectador. El film se presta a diversas interpretaciones de lo que vemos, como lo fueron en su momento cintas con las que Nuevo orden ha sido hábilmente comparada por el marketing, como Parásitos (2019) y Joker (2019). A pesar de algunos temas comunes, poco tiene que ver la cinta mexicana con estas obras, precisamente por su nacionalidad. Es difícil entender lo que vemos desde la perspectiva del primer mundo y en mi modesta opinión, Franco habla sobre el poder, antes que sobre una venganza social. Si bien la primera parte de la película puede parecer una home invasion de alcance social, el retrato terrorífico del miedo de los privilegiados a ser atacados por el rencor de los desfavorecidos -algo así como una versión realista de La purga (2013)-, la historia rápidamente se convierte en una distopía de política ficción, que lleva a conclusiones desoladores y casi nihilistas. El poder siempre es violento, nunca es justo, y las promesas de un nuevo orden siempre acaban en nada. Los privilegios volverán a recaer en los mismos de siempre y los débiles serán, de nuevo, los oprimidos.

MALCOLM & MARIE -NOCHE DE ESTRENO


¿Quién no ha sufrido una de esas discusiones de pareja que se extienden durante toda la noche hasta bien entrada la madrugada? El detonante de estas disputas sentimentales suele ser un hecho menor, que luego no recordaremos. Y la solución al problema parece encontrarse al final de un laberinto sin salida. Seguramente sabéis bien que esas discusiones de pareja tienen más que ver con emociones que con razones, con rencores, inseguridades y frustraciones personales que son arrojadas sobre nuestra compañera para luego rebotar contra nosotros mismos. Malcolm & Marie son una de estas parejas, según el guión de Sam Levinson -Nación Salvaje (2018)- que también dirige. Un drama minimalista, fácilmente trasladable a un escenario teatral, en el que se enfrentan Zendaya -actriz importada de la serie Euphoria del propio Levinson- y John David Washington -al que acabamos de ver en Tenet-. Estos dos actores se miden en una serie de rounds de boxeo sentimental en los que alternativamente se echan en cara reproches o también encendidas declaraciones de amor, durante una noche tormentosa de esas que te dejan exhausto. En un espléndido blanco y negro que recuerda al cine de John Cassavetes, Levinson se recrea en los rostros y en la piel de sus actores. Sus armas como narrador se reducen al mínimo: aquí solo usa los diálogos y prescinde de los virtuosos movimientos de cámara, del montaje de videoclip y del uso ecléctico de la música en la banda sonora, que son habituales en sus producciones. Zendaya y Washington demuestran una gran capacidad actoral: la película transcurre a través de varios monólogos que defiende cada uno. Están estupendos. Pero creo que la propuesta pierde alcance al querer ser un comentario sobre el mundo del espectáculo y sobre la creación artística, antes que una reflexión sobre las relaciones de pareja. El guión de Levinson aborda sobre todo la figura del director de Hollywood, lanza dardos contra la crítica y denuncia la politización de incluso las películas que no son políticas. Malcolm & Marie profundiza poco a poco en el tema de la vida personal y la ficción; en el papel de la pareja en la carrera de un creador -de éxito- y parece volverse más personal -e interesante- cuando aborda los celos y sobre todo la desconfianza, las aspiraciones no confesadas, el esperar una palabra del otro sin atreverse a pedirla. Un film pequeño pero interesante, de un director y de unos actores a seguir, disponible en Netflix.

SWALLOW -LA MUJER PERFECTA


Swallow es la ópera prima -en solitario- del director Carlo Mirabella-Davis y una de las cintas más incómodas que he visto en los últimos años. Protagoniza una espléndida Haley Bennett -para mí un descubrimiento- como Hunter, una 'perfecta' ama de casa, joven, guapa y eficiente, casada con un ambicioso ejecutivo (Austin Stowell). La película juega con la idea del éxito y la perfección. Dos conceptos que se apoyan en las apariencias antes que en una verdadera felicidad. Hunter tiene un marido joven y exitoso, una casa espléndida, seguridad económica y el futuro garantizado. Acaba de quedarse embarazada ¿Qué puede salir mal? La presión psicológica de esa 'perfección' sobre Hunter la lleva a desarrollar una conducta compulsiva que hace pensar en el Cronenberg más sádico. La primera parte de la película, de hecho, está realizada de una forma fría, quirúrgica y despiadada, con  una estética muy cuidada de planos simétricos que colocan a Hunter como rompiendo la armonía de las líneas perfectas de su casa de diseño. Hay que destacar el papel de los suegros de la protagonista, estupendamente interpretados por David Rasche -siempre fantástico- y Elizabeth Marvel, dos 'monstruos' encerrados dentro de una sofocante corrección política, que parecen salidos de La semilla del diablo (1968). Todos estos elementos nos llevan a anticipar un final concreto, pero la historia da un giro, que lleva a Hunter por derroteros diferentes a lo esperado, en busca de su pasado y de una forma de escapar de su jaula de oro para encontrarse a sí misma. Swallow es un estupendo film estrenado directamente en Movistar Plus.

NOTICIAS DEL GRAN MUNDO -LIBERTAD DE PRENSA


El director Paul Greengrass -El mito de Bourne (2004)- abandona la cámara vibrante y el montaje entrecortado por el que le conocemos para entregarse al más clásico de los géneros, el western. Noticias del gran mundo -se puede ver en Netflix- es la adaptación de una novela de Paulette Jiles que nos narra la historia del encuentro entre un veterano de la Guerra Civil y una niña que ha sido rescatada de los indios. Por debajo de las imágenes respira el cine del oeste clásico: Shane (1953), Centauros del desierto (1956), El hombre que mató a Liberty Valance (1962) y hasta Tierras lejanas (1954) de Anthony Mann -en la que aparece un villano interpretado por John McIntire muy parecido en aspecto y personalidad al Mr. Farley (Thomas Francis Murphy) que vemos aquí-. La historia se desarrolla como un itinerario, en el que los dos personajes se enfrenta a los acostumbrados obstáculos, un viaje que, obviamente, les obligará a crecer como personas. Noticias del gran mundo se aprovecha de la imagen de bondad que ha cimentado Tom Hanks a lo largo de su gran carrera cinematográfica: su personaje es de una integridad absoluta, a pesar de las sombras que puedan proyectar el que haya defendido la causa del Sur, la esclavista, en la Guerra de Secesión. Su trabajo es leer periódicos de pueblo en pueblo, para un público, una suerte de telediario del siglo XIX en el Oeste americano. El mensaje del film es claro: en unos Estados Unidos divididos, la prensa libre es clave para informar de la verdad: en uno de los episodios de la historia, el capitán Kidd que interpreta Hanks se enfrenta a un caudillo local -el mencionado Mr. Farley- que como Donald Trump ha construido su propia realidad para sus seguidores, a fuerza de fake news. La lectura política es demasiado evidente, pero esta película tiene ideas mucho más interesantes sobre la educación y el encuentro entre culturas: el capitán Kidd se enfrenta al reto de 'desprogramar' a la pequeña Johanna tras su secuestro por los nativos americanos. Para ello, para enseñarle los modos del hombre blanco, decide aprenden también él de ella. La película de Greengrass no presenta una enseñanza vertical y paternalista, sino una experiencia de aprendizaje mutuo que hace crecer a los dos personajes. Lo más destacable de Noticias del gran mundo, lo verdaderamente emocionante, es la química conseguida entre Hanks y su joven pupila, interpretada por una estupenda Helena Zengel. Ellos son lo mejor de la película.