AVENGERS ACADEMY



Leídos los primeros 27 números, Avengers Academy es seguramente mi serie Marvel favorita. Sigue la tradición de títulos del pasado que me gustaban mucho como New Warriors (1989) los primeros Thunderbolts (1997) o Young Avengers (2005).

Todas estas series tenían ingredientes parecidos. Primero, rescatan algo tan subjetivo como el "sabor" de los cómics Marvel de siempre, con una clara voluntad de narrar aventuras más bien ligeras, con mucho ritmo, sin que ello esté reñido con un desarrollo de personajes más o menos profundo. Segundo, rescatan personajes secundarios, olvidados, o poco aprovechados, para renovarlos. Tercero, tienen la capacidad de crear personajes que recuerdan a los arquetipos de la casa de las ideas: inadaptados, rebeldes, o directamente monstruos. Y tercero, son series que están encapsuladas en su propio mundo, pero al mismo tiempo conectadas con el resto de sucesos del Universo Marvel. El gran mérito de Avengers Academy es que lo de siempre parezca fresco, y sea atractivo para los nuevos lectores, y para los de toda la vida.

Si Superman (1938) es el ideal al que el lector de cómics aspira; Spiderman (1962) es el superhéroe con el que ese mismo lector se puede identificar. Peter Parker era un adolescente como Robin, pero era el protagonista de la historia, no el compañero de Batman. Vivía en una ciudad de verdad (Nueva York), estudiaba en un instituto que parecía de verdad, y tenía las mismas inseguridades que un chaval real. Además, Spiderman no es ni de lejos tan poderoso como Superman, pero tiene suficientes habilidades para molar. Cuando Stan Lee lo creó, no había nada igual. Tuvo que sustituir a Jack Kirby porque su dibujo era demasiado ¿superheróico? por el más raruno Steve Ditko. Aún así nadie creía mucho en el personaje -¿a quién le gustan las arañas?- y tuvo que debutar en el último número de una revista que no se publicaría nunca más: Amazing Fantasy. Fue un éxito rotundo, y hasta hoy.

Pero hoy, Spiderman es tan popular como Superman, y probablemente más majo. El atractivo que le hacía diferente: el tono realista y oscuro de sus aventuras se ha esfumado hace décadas. Había que empujar el concepto más allá... y eso es Avengers Academy (2010). Seis adolescentes... desagradables. Lejos de ser chavales majetes como Peter Parker... caen mal. Ningún friki hará cosplay con sus trajes en el Salón del Cómic. Y como héroes dejan mucho que desear: pronto descubren que fueron elegidos para ser entrenados por ser los más proclives a convertirse en... supervillanos. Con ese "no future" como programa inconsciente en sus cabezas, y con las cicatrices psíquicas de haber sido torturados por Norman Osborn, su mentor no podía ser otro que Hank Pym: el único superhéroe maltratador, divorciado, y con un intento de suicidio a sus espaldas (y seguramente el que más veces ha cambiado de nombre y uniforme).

Queremos ser como Superman, nos identificamos con Spiderman, y damos gracias por no parecernos a los estudiantes de Avengers Academy. Son los héroes de los chavales que leen cómics en 2013 (¿todavía queda alguno?) Son héroes, sí, pero no saben por qué luchan. Nosotros tampoco.

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