No es mi tipo gira alrededor de una pregunta muy sencilla a la que es muy complicado responder. ¿Por qué nos enamoramos? O más bien ¿Por qué nos enamoramos de la persona equivocada? La solución puede estar en un breve diálogo entre el protagonista, Clément (Löic Corbery), y una admiradora de su obra como filósofo, que establece el amor como algo visceral, que antecede a la palabra, incluso al pensamiento. Solo así se explica que Clément, un parisino intelectual y profesor de filosofía, pueda empezar una relación con Jennifer, una peluquera de provincias deliciosamente interpretada por Émilie Dequenne, que consigue que nos enamoremos de su ordinaria pureza de madre soltera. Lo que propone el belga Lucas Belvaux -siguiendo una novela de Phillipe Vilain- es algo así como la historia de amor -¿Imposible?- entre el protagonista de Mi noche con Maud (Eric Rohmer, 1969) y la de El diario de Bridget Jones (Sharon Maguire, 2001). Él se expresa leyendo párrafos de Kant, ella lo hace cantando en un karaoke. Lo que parece una mezcla imposible funciona gracias a la sabiduría narrativa de Belvaux y sobre todo a la hermética interpretación de Corbery, que nos mantiene en ascuas a nosotros -y a Jennifer- sobre sus verdaderos sentimientos. Nunca una historia de amor me había hecho dudar tanto sobre su posible desenlace.
ARROW -TEMPORADA 4- RESTORATION
Si un episodio titulado Restoration no sirve para restaurar -perdonad el juego de palabras- mi fe en una serie como Arrow, es porque nunca la he tenido. Lo que sí puedo decir es que las aventuras de Green Arrow (Stephen Amell) han mejorado. Un poco. La muestra está en el ridículo villano de este episodio, Jeremy Tell/Double Down (JR Bourne), cuyo poder es lanzar a sus enemigos las mortíferas cartas que lleva tatuadas en su cuerpo. Lo que mola de este antagonista es que es, como ya he dicho, ridículo. Pero en el buen sentido de la palabra. Vale, lo "ridículo" nunca es positivo, pero en este caso, sí. Porque si comparamos a Double Down con enemigos anteriores del héroe arquero, creo que salimos ganando. Normalmente se trataba de tíos cachas, luchadores expertos, sin carisma, o peor: malvados falsamente tridimensionales con un aburrido código de honor, como Ra´s al Ghul (Matt Noble). Double Down funciona tan mal en pantalla, que resulta divertido.
El verdadero significado del título, Restoration, tiene que ver con la restauración de la amistad -muy varonil- entre Oliver Queen y John Diggle (David Ramsey). La escena en la que el primero salva al segundo interponiéndose delante de un proyectil es, como poco, cutre. Pero es mejor esto que las interminables conversaciones que habrían tenido en temporadas anteriores los implicados en este bromance. Por lo demás, el capítulo ofrece los primeros indicios de que Curtis Holt (Echo Kellum) podría convertirse, en el futuro, en el superhéroe Mister Terrific. Espero que no tengamos que esperar tanto como con The Atom (Brandon Routh). Además, asistimos a la resurrección de Canario Negro/Sara Lance (Caity Lotz) y nos reencontramos con la morenaza de Nyssa al Ghul (Katrina Law). Ojo.
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STEVE JOBS (DANNY BOYLE, 2015)
Supongo que medio planeta ha visto, alguna vez, el vídeo -en youtube- de alguna de las famosas presentaciones de Steve Jobs, en las que mesiánicamente introducía en nuestra vidas -para sufrimiento de mi bolsillo- un nuevo producto. Basada en una biografía escrita por Walter Isaacson y autorizada por el propio Jobs, esta película ocurre durante los estresantes segundos previos a tres de esas presentaciones, en tres momentos muy diferentes de su vida. Quizás por esto, por tratarse de una historia real, lo primero que sorprende de este film es su espíritu teatral. Toda la acción ocurre entre las bambalinas de lo que bien podría ser una representación dramática. En algún momento pensaréis en Birdman (Alejandro González Iñárritu, 2014), aunque sin todo el ruido y la furia: aquí no se nota la cámara de Danny Boyle como sí estaba muy presente por la pirueta del (falso) plano secuencia en la de Iñárritu. Además de Steve Jobs -eficientemente interpretado por Michael Fassbender- hay solo seis personajes en esta obra, con los que el protagonista tendrá que mantener tensas conversaciones antes de cada una de las presentaciones, intentando resolver conflictos que se alargan durante años y que revelan la historia no contada de estas personas. Con respecto al guión, Aaron Sorkin (o el propio Boyle, o los actores) pisa el freno: sus diálogos no tienen la velocidad atropellada a la que nos ha acostumbrado, pero sí mantienen la frescura y el ingenio habituales. Quizás podríamos reclamarle que utilice la misma argucia que en La red social (David Fincher, 2010) para darle un cierre a la historia. Si en aquella nos decía que el amor -no correspondido- por una chica (Rooney Mara) llevaba a Mark Zuckerberg a modificar nuestras vidas creando Facebook; aquí Sorkin nos dice que uno de los seis personajes antes mencionados es la clave sentimental que empujó a Steve Jobs a revolucionar nuestra relación con la tecnología y el mundo. El lado humano, supongo. A pesar de esto, la película hace un retrato interesante y nada amable -todo lo contrario- de Steve Jobs y su final resulta emocionante. El prólogo propone, además, una segunda lectura, en la que Jobs es algo así como el elegido para cumplir profecías, especialmente la que hizo en 1974 el autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke sobre los ordenadores e Internet. Hay en Steve Jobs varios guiños a su obra más conocida, 2001: Una odisea del espacio (1968).
EXPEDIENTE X -TEMPORADA 10- MULDER & SCULLY MEET THE WERE-MONSTER

MULDER & SCULLY MEET DE WERE-MONSTER (1 DE FEBRERO DE 2016)
-AVISO SPOILERS-
En uno de los mejores episodios de Expediente X, José Chung's 'From Outer Space', el guionista Darin Morgan proponía que las aventuras de los agentes del FBI -normalmente terroríficas y muy serias- se prestaban también al humor. Aquel capítulo significaba la madurez de la serie -era el 20 de la tercera temporada- y la consolidación de los personajes como referentes de la cultura popular: ya se podían dar el lujo de (auto)parodiarse. 20 años después, Darin Morgan vuelve con otro episodio humorístico, que empieza jugando con versiones contradictorias de los testigos de un hecho paranormal, tema central de aquel capítulo de 1996, algo así como un Rashomon (Akira Kurosawa, 1950) en clave extraterrestre.

Con esta tercera entrega del regreso de la serie, comprobamos que su creador, Chris Carter, no parece haberse planteado una historia en formato miniserie, sino que cada uno de los seis capítulos sea más o menos independiente y, al menos hasta ahora, representante de las diferentes tendencias de Expediente X. Así, el primero se ocupaba de la macrohistoria sobre la conspiración extraterrestre; el segundo era el típico caso episódico y ahora nos encontramos con un capítulo de humor. El título es una clara referencia a las parodias que hicieron Lou Abbott y Bud Costello de las películas de terror de la Universal, como Abbot y Costello meet Frankenstein (Charles Barton, 1948).

Darin Morgan invierte los roles habituales de los agentes, convirtiendo a Mulder (David Duchovny) en el escéptico... aunque solo sea por un rato. Además, utiliza actores de comedia como Kumail Nanjiani -de Sillicon Valley- para los personajes episódicos y se permite guiños, como cuando la extraña criatura aparece en un retrete disfrazada de humano y vestido como Kolchak, protagonista de la serie Kolchak: the Night Stalker (1974-1975) -sobre un periodista de lo paranormal- que Chris Carter reconoce como una de las principales influencias de Expediente X. El propio Morgan fue productor -en calidad de asesor- de un remake en 2006. Pero hay más: un motel que es una referencia clara a Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960); un terapeuta enloquecido que le receta antispicóticos al propio Mulder; una tumba que pone Kim Manners, productor fallecido en 2009 (la otra lápida pertenece al ayudante de dirección Jack Hardy); el hecho de que el monstruo sea un hombre-largato a la inversa -¡Mordido por un humano!- que como El lobo-hombre de Boris Vian se cuestiona el sentido de la existencia humana; y que sus transformaciones ocurran utilizando fundidos como las del viejo Lon Chaney Jr. Hay también una referencia a Moby Dick en el perrillo Daggoo; una fantasía sexual con Scully (Gillian Anderson) muy de fan fiction; y que Mulder no se crea nada de lo que le cuenta Guy Mann (Rhys Darby), se emborrache y le despierte su móvil con el tono de... Expediente X. Sí, quizás este episodio ha sido demasiado autorreferencial.
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LEGENDS OF TOMORROW -TEMPORADA 1- PILOTO (PARTE 2)
PILOTO (PARTE 2) (28 DE ENERO DE 2016) -AVISO SPOILERS-
Los primeros 10 minutos de este episodio bastarían para justificar la existencia de Legends of Tomorrow. En el money shot del capítulo, vemos a todos los (anti)héroes reunidos en una pintoresca venta de armas a bandas criminales y grupos terroristas -entre ellos el Damian Darhk (Neal McDonough) de Arrow- en Noruega en 1975. Cuando se revela la verdadera identidad de los protagonistas, The Atom (Brandon Routh) entra en acción -por primera vez le vemos miniaturizado- y desencadena un plano secuencia que recuerda al que abre Vengadores: La era de Ultrón (Joss Whedon, 2015), salvando las distancias presupuestarias, claro. La imagen es el equivalente del splash page que en los cómics constituye el momento -visualmente- más espectacular del relato en viñetas.
El detonante de la trama principal de este segundo episodio recuerda a Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991). Si en aquella el brazo mutilado del T-800 (Arnold Schwarzenegger) propiciaba el salto tecnológico que permitía la creación de la temible Skynet, aquí, una parte perdida de la armadura de The Atom podría liarla parda en 1975. Por otro lado, el (des)encuentro entre el doctor Martin Stein (Victor Garber) y su yo del pasado (Graeme McComb) tiene el humor nostálgico de Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985), poniendo en peligro su futuro matrimonio, como ocurría con el de los padres de Marty McFly (Michael J. Fox). Eso sí, los años 70 son menos inocentes que los 50 y -sorprendentemente- aquí se habla de drogas (blandas). White Canary (Caity Lotz) se lo va a pasar muy bien.
La trama secundaria sobre el robo de la daga que podría matar al villano Vandal Savage (Casper Crump) resulta más esquemática pero cumple con la función de definir las diferencias éticas entre Ray Palmer y Captain Cold (Wentworth Miller). Pero la subtrama más sorprendente del episodio es la romántica. Hawkgirl (Ciara Renée) se niega a aceptar que esté destinada a ser el amor de Hawkman (Falk Hentschel). Pero cuando él acepta desistir en sus intentos de conquistarla, ella comienza a enamorarse. Clásico. Y justo a tiempo para que la inesperada muerte de él sea trascendente.
CAPÍTULO ANTERIOR: PILOTO (PARTE 1)
THE FLASH -TEMPORADA 2- THE REVERSE-FLASH RETURNS
THE REVERSE-FLASH RETURNS (26 DE ENERO DE 2016) -AVISO SPOILERS-
El regreso de Eobard Thawne (Matt Letscher), el Flash-Reverso, es tan inteligente como lógico. Harrison Wells (Tom Cavanag) explica, trazando líneas en una pizarra, cómo es posible que el villano esté vivo. Lo hace de una forma similar a la que utilizó Emmett "Doc" Brown (Christopher Lloyd) para explicarle a Marty McFly (Michael J. Fox) por qué su 1985 había cambiado tanto en Regreso al futuro 2 (Robert Zemeckis, 1989). La idea de recuperar a semejante enemigo, que se sumaría al temible Zoom, demuestra que estos guionistas están empeñados en hacerle la vida imposible al héroe. Recordemos que Barry Allen (Grant Gustin) nunca pudo derrotar al Flash-Reverso en la primera temporada: Eddie Thawne (Rick Cosnett) tuvo que sacrificarse para vencerle.
Cisco Ramon (Carlos Valdes) ha ido asumiendo sus superpoderes poco a poco. Las gafas que crea Wells son parte de la imagen de su personaje en los cómics, Vibe, creado en 1984 por Gerry Conway y Chuck Patton como miembro de la Liga de la Justicia. La máscara, un casco, un escudo, un martillo, son elementos que suelen formar parte de la indumentaria del superhéroe clásico. Con el paso de los años, esos disfraces pensados simplemente para que el personaje resulte atractivo se fueron convirtiendo en elementos prácticos conforme el tebeo superheróico se fue haciendo más realista, evolución pareja a que los lectores maduraban: el traje de Batman se convertía, por ejemplo, en una armadura antibalas. Aquí, las gafas de Cisco no solo molan, sino que tienen la función de activar sus poderes. Un poco más tarde, tras derrotar al Flash-Reverso, Cisco está cerca de desaparecer exactamente igual que Marty McFly si no hubiese logrado liar a sus padres en Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985).
La guapísima Amanda Pays interpreta aquí al personaje de la científica Tina McGee. Su presencia es un guiño -que agradecemos- a la serie The Flash (1990) en la que era la compañera y el principal apoyo del héroe, un Barry Allen interpretado por John Wesley Shipp, que como sabéis, también ha sido recuperado como padre del nuevo Barry que encarna Grant Gustin. Por cierto, Amanda Pays fue también "la chica" en otra serie mítica, Max Headroom (1987).
El resto del episodio, la verdad, es puro melodrama. La madre de Iris (Candice Patton) y Wally West (Keiyan Lonsdale) está a punto de morir y ambos deben reconciliarse con ella antes de despedirse. Pero sobre todo, está el conflicto peterparkeriano de Barry Allen sobre si desvelarle o no a su novia, Patty Spivot (Shantel VanSanten), su identidad secreta. Para protegerla, Barry decide callar, pero la chica -¡Qué lista es!- lo adivina de todas formas. Esto da pie a una despedida, en un tren -cómo no- bonita y romántica. Por último, un cliffhanger que me ha dejado con el culo torcido: Jay Garrick (Teddy Sears) descubre que su doppelganger de Tierra 1 se llama Hunter Zolomon. Ese es el nombre, en los cómics al menos, de Zoom.
CAPÍTULO ANTERIOR: POTENTIAL ENERGY
El resto del episodio, la verdad, es puro melodrama. La madre de Iris (Candice Patton) y Wally West (Keiyan Lonsdale) está a punto de morir y ambos deben reconciliarse con ella antes de despedirse. Pero sobre todo, está el conflicto peterparkeriano de Barry Allen sobre si desvelarle o no a su novia, Patty Spivot (Shantel VanSanten), su identidad secreta. Para protegerla, Barry decide callar, pero la chica -¡Qué lista es!- lo adivina de todas formas. Esto da pie a una despedida, en un tren -cómo no- bonita y romántica. Por último, un cliffhanger que me ha dejado con el culo torcido: Jay Garrick (Teddy Sears) descubre que su doppelganger de Tierra 1 se llama Hunter Zolomon. Ese es el nombre, en los cómics al menos, de Zoom.
CAPÍTULO ANTERIOR: POTENTIAL ENERGY
AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 3- 4,722 HORAS
El título de este episodio es una divertida referencia a 127 horas (Danny Boyle, 2010), ya que desvela -por fin- lo que le ocurrió a la agente Jemma Simmons (Elizabeth Henstridge), que tuvo que sobrevivir (casi) en solitario durante esas 4 mil horas en un extraño planeta extraterrestre. Estamos ante un "episodio embotellado". Se trata de un término utilizado para definir esos capítulos de una serie de televisión en los que los protagonistas se pasan toda la historia encerrados en un solo decorado, o que se centran en un único personaje secundario. Podemos imaginar al productor diciendo a sus guionistas: hay que ahorrar dinero. La expresión "episodio embotellado" proviene de la serie clásica de Star Trek (1966). Cada vez que los actores leían en el guión que se iban a pasar todo el capítulo dentro de la nave Enterprise, hablaban de un episodio en un "barco embotellado". En inglés tiene más sentido, ya que "barco" es ship, que vale también para referirse a una nave espacial. En la historia de la ficción televisiva hay grandísimos episodios embotellados. Mis preferidos son El restaurante chino, de Seinfeld (1989-1998), que transcurre enteramente con los protagonistas esperando una mesa. Y por supuesto, Fly, el de la mosca en Breaking Bad (2008-2013).
En este episodio de Agentes de S.H.I.E.L.D, los guionistas consiguen convertir un episodio embotellado en una gran aventura de supervivencia en clave de ciencia ficción. Esto con recursos de producción mínimos: solo hay dos personajes en un descampado que, gracias a unos virados azules, parece un inhóspito planeta extraterrestre. Recordemos que un extraño monolito -de origen Kree- que abre portales desde la Tierra se tragó a la protagonista, Simmons. El concepto tiene orígenes tan ilustres como la novela Una princesa de Marte (Edgar Rice Burroughs, 1917) -adaptada en John Carter (Andrew Stanton, 2012)- el personaje de DC Comics, Adam Strange (1958) o la creación de Richard Corben, Den (1973). A esto hay que añadir la idea de un náufrago galáctico: recordemos la serie Perdidos en el espacio (1965-1968), cuyos episodios, por cierto, parecían todos "embotellados".
Este capítulo "embotellado" es para mí el mejor de la serie hasta ahora. Sobre todo porque no se desvía de las tramas habituales, sino que hace progresar de forma sorprendente la historia romántica más desarrollada de Agentes de S.H.I.E.L.D. Pensadlo bien. Llevamos dos temporadas esperando que Simmons y Fitz (Iain De Caestecker) comiencen una relación y cuando por fin él se decide a invitarla a salir... ella desaparece por un agujero de gusano. Ahora descubrimos que en el planeta al que llegó Simmons había otro náufrago, un romántico astronauta valiente y guapísimo con el que estuvo obligada a convivir gran parte de esas 4,722 horas. Era imposible no enamorarse.
CAPÍTULO ANTERIOR: DEVILS YOU KNOW
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