OUTCAST -TEMPORADA 1- A DARKNESS SORROUNDS HIM


A DARKNESS SORROUNDS HIM (20 DE MAYO DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Es muy probable que al ver el primer episodio de Outcast te haya resultado asqueroso ese momento inicial en el que un niño poseído aplasta una cucaracha con la cara y se la come. Pero el trasfondo de la historia que nos cuenta Robert Kirkman -ya sabes, creador de The Walking Dead- debería resultarte mucho más perturbador. Personalmente, me he planteado seriamente si quiero seguir viendo esta serie. El argumento de Outcast es muy sencillo: Kyle Barnes (Patrick Fugit) fue un niño cuya madre fue poseída -suponemos que por el demonio- y que consiguió exorcizarla. Damos por sentado que Kyle superó dicho trauma porque nos cuentan que se casó y tuvo una hija. Un flashback desvela que su mujer, Allison (Kate Lyn Sheil), también fue poseída y deducimos que Kyle también consiguió liberarla de la influencia demoníaca. Ahora, en el presente, el protagonista se enfrenta a un tercer endemoniado, el mencionado niño de la cucaracha, Joshua, un fantástico Gabriel Bateman. El problema que tengo con todo esto es que, al parecer, el método exorcista de Kyle es golpear a los poseídos. Lo hizo con su madre cuando era un niño. Vale. Pero también debe haberlo hecho con su mujer -¿y con su hija?- lo que probablemente le valió una orden de alejamiento. Chungo. En este episodio, vemos también a Kyle golpear a Joshua, un niño de unos 7 años. Y eso es brutal. Lógicamente, personas como el cuñado de Kyle, Mark (David Denman), le consideran un maltratador. Nosotros sabemos que hay un elemento fantástico que justifica la violencia contra mujeres y niños, pero yo, personalmente, encuentro el concepto profundamente desagradable. 


Dicho esto, la primera entrega de Outcast me ha parecido solo correcta. Situada en un pueblo llamado Roma, West Virginia, en un guiño al Vaticano, la historia es algo así como si El exorcista (William Friedkin, 1973) se convirtiese en una epidemia. En este primer episodio ya tenemos a tres poseídos y probablemente veremos varios más. Kirkman parece compensar con cantidad la falta de originalidad -y el poco recorrido dramático- del tema de las posesiones. Parece, además, que los flashbacks sobre el pasado de Kyle tendrán mucha importancia en la serie y que los "demonios" le han elegido por alguna razón que se irá desvelando. Por suerte, lo mejor de este primer capítulo es el protagonista, un personaje interesante y convincentemente interpretado por Fugit. Pero los momentos terroríficos no me han parecido demasiado logrados, a pesar de que detrás de la cámara está nada menos que Adam Wyngard, director de la home invasion Tú eres el siguiente (2011) y la ochentera The Guest (2014). Tampoco resulta alentador que este primer episodio casi agota los clichés de El Exorcista: levitaciones, contorsiones imposibles y hasta un vómito negro. Habrá que ver si en las siguientes entregas intentan aportar algo nuevo.

JUEGO DE TRONOS -TEMPORADA 6- THE BROKEN MAN


THE BROKEN MAN (5 DE JUNIO DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Si sois seguidores de Juego de Tronos ya sabréis a estas alturas que cuenta una ambiciosa historia que abarca un mundo entero que incluye a un montón de personajes y reinos. Es complicado narrar una historia así, en la que no hay un protagonista y que obliga a ir saltando de una trama a otra constantemente. Por ello, los guionistas suelen utilizar ciertos trucos para darle un mínimo de cohesión a cada capítulo. Un buen ejemplo es este, The Broken Man, que habla, básicamente, de la guerra. ¿Podemos evitarla?. Todas las historias que nos cuentan aquí tienen que ver con la violencia y la necesidad de defenderse. Los autores se preguntan si se puede ser un "pacifista" en Juego de Tronos y la respuesta es no. Esta tesis está claramente expresada en la trama que abre y cierra el episodio, la que nos muestra el regreso de Sandor "El Perro" Clegane (Rory McCann). Esta bestia parda ha sobrevivido a Brienne de Tarth y ahora le vemos retirado en una pequeña comunidad rural liderada por un nuevo personaje -¿hacen falta más?-, el hermano Ray (Ian McShane). Este es una especie de religioso -habla de los 7 dioses- pero descubrimos que antes fue un soldado. Todo parece ir bien hasta que se presentan los típicos "malotes" para extorsionarles. Clegane cree que deben luchar. El hermano Ray opta por la paz. Y por supuesto, acaba muerto, como todos los de su congregación, lo que devuelve al Perro a las armas y nos hace pensar en una venganza que, desde luego, queremos ver. La historia recuerda, bastante, a un western, El jinete pálido (Clint Eastwood, 1985). Sea como sea, la lección es esa: hay que defenderse.


Ese es el argumento que repiten una y otra vez Jon Snow (Kit Harington) y su segundo, Davos Seaworh (Liam Cunningham), en su esfuerzo para ganar apoyos contra Ramsay Bolton. En general, todo el episodio trata sobre personajes que ven una amenaza, e intentan aliarse con otros para combatirla. Jon Nieve y Sansa Stark (Sophie Turner) tienen que convencer primero -y de nuevo- al pueblo libre; luego está la divertida escena con la joven reina Lyanna Mormont (Bella Ramsey); y más tarde les rechaza Robett Glover (Tim Mcinnerny). Jon quiere atacar cuanto antes -vemos que sus guerreros se pelean entre ellos y podrían dividirse- pero Sansa parece tener una carta bajo la manga. Veremos. Mientras tanto, Jaime Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) comanda un ejército contra el "Pez Negro", Brynden Tully (Clive Russell). En esta secuencia reaparece Bronn (Jerome Flynn), uno de mis personajes favoritos, y Jaime intenta pactar para evitar un largo asedio -antes se ha hecho con las fuerzas de Walder Rivers (Tim Plester) metiéndole un contundente bofetón- pero no lo consigue. Por tanto, tendrá que luchar.


En Desembarco del Rey comienzan a pasar cosas interesantes: descubrimos que Margaery Tyrell (Natalie Dormer) se ha dejado llevar por el Gorrión Supremo (Jonathan Pryce) pero como una estrategia, algo que demuestra la rosa dibujada que entrega a su abuela, Olenna Tyrell (Dianba Rigg). Enseguida, esta última rechaza una alianza con Cersei Lannister (Lena Headey) que le apremia a luchar contra los gorriones. La mirada con la que se queda Cersei hace pensar que está tramando una venganza de las buenas. Pero atención al momento más WTF del episodio, cuando la pesada de Waif (Faye Marsay) apuñala a Arya Stark (Maisie Williams) en Braavos. La serie ha demostrado que no es imposible que un personaje como ella muera, pero la verdad es que a estas alturas nos importa poco: se ha pasado demasiado tiempo mareando la perdiz con los Hombres sin Rostro. Lo que sí me parecería indignante es que matasen a Arya cuando su historia no ha aportado casi nada. Matarla sería realmente estúpido. En todo caso, la trama demuestra el leitmotiv del episodio: Arya no puede huir, tendrá que enfrentarse a Waif. Otro que intenta escapar es Theon Greyjoy (Alfie Allen) pero su hermana, Yara (Gemma Whelan), le obliga a enfrentarse, en este caso, a la vida misma.

CAPÍTULO ANTERIOR: BLOOD OF MY BLOOD

AHORA SÍ, ANTES NO (HONG SANG-SOO, 2015)


El argumento de Ahora sí, antes no es muy sencillo: un director de cine conoce a una joven pintora y se enamora de ella. El chico-conoce-chica habitual. Solo que al final de la historia aparece de nuevo el título de la película y todo comienza otra vez. Como si volviéramos a entrar en la sala a ver la misma película, pero en una dimensión paralela. Probablemente no es habitual analizar un film de autor utilizando como referencia el cine de género, pero me ha llamado la atención la forma en la que el director surcoreano, Hong Sang-soo, propone contar lo mismo dos veces -con pequeñas variaciones- sin utilizar ninguna coartada. Esto me hizo pensar en los mundos paralelos de la serie de ciencia ficción, Fringe (2008), que nos mostraba una tierra alternativa en la que las Torres Gemelas seguían en pie. No estoy diciendo que Hong Sang-soo haya visto dicha serie, pero sí que hay algo en el espíritu de nuestro tiempo -el Zeitgest- que hace que autores y espectadores estén interesados en historias que se multiplican y se reflejan en infinitas posibilidades antes que en el relato lineal, cerrado y circular clásico.


Se podría decir que ya estamos acostumbrados a la coexistencia de varias versiones de una misma historia. El protagonista de Ahora sí, antes no, interpretado por Jeong Jae-yeong, es diferente en cada variación del mismo relato, o al menos toma decisiones distintas que producen resultados divergentes. Pienso por ello en un precedente español: La vida en un hilo (Edgar Neville, 1945) en la que una vidente hace soñar a Mercedes (Conchita Montes) con la vida alternativa que podría haber tenido. Es la vida no vivida con la que también sueña el personaje de Ahora sí, antes no. Es el mismo tema de una de las mejores películas de los últimos años, Coherence (2013), que utiliza una sugerente coartada de ciencia ficción low cost para enfrentar a sus protagonistas con sus dobles de otras realidades que han tomado otras decisiones. En un registro diferente, la segunda temporada de The Flash se ocupa exactamente de esto, cuando el velocista descubre una Tierra-2. El concepto está basado nada menos que en un tebeo del año 1961 -El Flash de dos mundos- que dio origen al Multiverso de DC Comics, una idea capital en esta editorial, que ha explotado diferentes versiones de cada uno sus superhéroes a través de los años, como un Superman soviético o un Batman judío que vivió en la Alemania pre-nazi. La idea eclosionó en la monumental Crisis en las Tierras Infinitas (1986) que los reunió a todos para enfrentarlos al fin del universo. Nunca llegamos a aceptar que Gus Van Sant hiciera un remake de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), pero se han estrenado ya cuatro temporadas de Bates Motel (2013). Tampoco tenemos problemas en que una obra literaria conviva con su adaptación televisiva, me refiero a Juego de Tronos. Dos obras inconclusas todavía, que se desarrollan al mismo tiempo y que han tomado ya caminos separados. Aceptamos sin problemas que sus personajes tengan destinos diferentes, algo que ocurre también en The Walking Dead (2010) con respecto al cómic original. Lo mismo sucede con un personaje clásico como Sherlock Holmes, que vive al mismo tiempo en una estupenda serie ambientada en la actualidad, Sherlock (2010), en una que convierte a Watson en mujer, Elementary (2012), y en una trilogía cinematográfica por concluir, Sherlock Holmes (Guy Ritchie, 2009) con vocación de blockbuster en un siglo XIX steampunk.


No digo que Sang-soo pensara en nada de esto, pero seguramente sí habrá intuido que el público está preparado para ver dos veces lo mismo sin ningún tipo de explicación argumental. Sus historias paralelas no tienen una justificación de ciencia ficción, sino más bien moral. Sang-soo parece decirnos que comportarse de cierta manera puede ser moralmente mejor y más beneficioso en términos prácticos. Y esto me hace pensar en Éric Rohmer, director de la nouvelle vague que utilizaba planteamientos similares. No solo formales, como el rigor del tratamiento visual; los largos planos fijos en los que los actores "se buscan la vida" dentro del encuadre; el ritmo pausado de una historia cotidiana; los personajes intelectuales que se enfrascan en discusiones artísticas y filosóficas. Pero además, lo que relata el surcoreano en esta obra es similar a lo narrado por el francés en sus famosos cuentos morales: un hombre es tentado por una mujer y, al final, resiste. Rohmer utilizó ese mismo planteamiento en dos cortometrajes y cuatro películas, como Mi noche con Maud (1969) o La rodilla de Claire (1970). Es decir, Éric Rohmer contó seis veces lo mismo.

WARCRAFT. EL ORIGEN (DUNCAN JONES, 2016)


A pesar de ser Duncan Jones un director digno de todo nuestro interés -autor de aquella revelación que fue Moon (2009), seguida de la estimulante Código fuente (2011)- hay poquísimas razones para someterse al visionado de Warcraft. El origen. Se trata de un blockbuster bastante impersonal, un ejercicio convencional de fantasía heroica post El Señor de los anillos (Peter Jackson, 2001) y, lo peor de todo, la adaptación de un videojuego, ejercicio que hasta ahora sido completamente estéril, produciendo algunas de las peores películas de la historia del cine. Las carencias de esta obra se multiplican como los orcos que intentan invadir el pacífico mundo de humanos, enanos y elfos. Aunque el título incluya la frase "El origen", mi sensación ha sido la de asistir a una historia de la que me he perdido algo. El argumento, harto sencillo, se torna confuso precisamente porque se agota en su mismo planteamiento: el enfrentamiento entre orcos y humanos. El mundo que describe la película es tremendamente pobre, nada que ver con la rica mitología de la obra de Tolkien, cuya demografía de seres fantásticos sin embargo, copia. Los personajes tienen poco o ningún interés, sin más personalidad que unas gruesas motivaciones como el amor por la familia o la venganza. Una contradicción, ya que en origen World of Warcraft es un videojuego de rol, lo que supone que el jugador debe esmerarse en el desarrollo de su personaje. Por eso mismo, si los orcos de Tolkien eran seres viles sin redención, aquí algunos son heroicos -Durotan (Toby Kebbell)- porque, claro, en el videojuego puedes encarnar a uno de estos seres adoptando su punto de vista. Pero si Peter Jackson intentó en su trilogía utilizar todo lo posible los maquillajes y las prótesis físicas, aquí todo lo que no sea humano es digital. Si Jackson se limitó a crear digitalmente solo a Gollum (Andy Serkis), aquí hay una gran cantidad de personajes animados y no solo eso, escenarios y ciudades creadas por ordenador. Tanta carne y ladrillo digital restan peso a la película de Duncan Jones que acaba pareciéndose peligrosamente al videojuego original, con la diferencia de que aquí no podemos interactuar. Ya me habría gustado, para cambiar un poco esta soporífera historia.

THE FLASH -TEMPORADA 2- THE RACE OF HIS LIFE



THE RACE OF HIS LIFE (24 DE MAYO DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Prácticamente todo ha sido bueno, muy bueno, en esta segunda temporada de The Flash. El episodio final, titulado La carrera de su vida, es una entrega sólida, increíblemente entretenida, a la que solo se le puede achacar un atípico exceso de seriedad, compensado, eso sí, por el reto tan de tebeo que hace el villano al héroe, ese "a ver quién es más rápido". En todo caso, hay pocos -o ningún- chiste y algunas situaciones lacrimógenas: el entierro de Henry Allen (John Wesley Shipp) es una escena tópica de gafas oscuras, lluvia y paraguas. Pero también es verdad que lo que ocurre en el argumento justifica un tono más grave de lo habitual en esta serie. Después de todo, el villano, Zoom (Teddy Sears) intenta llevar a Barry Allen (Grant Gustin) al lado oscuro. El que use un concepto de Star Wars (George Lucas, 1977) no es casualidad. La historia que nos cuentan aquí es un claro reflejo del final del arco de Luke Skywalker -por cierto, Mark Hamill interpreta en esta serie al villano Trickster- en El retorno del Jedi (Richard Marquand, 1983). Veamos. Barry Allen, como Luke, se enfrenta a un enemigo que intenta corromperle, por lo tanto, Zoom hace aquí el papel del Emperador Palpatine (Ian McDiarmid). Recordemos que, antes, Barry ha sufrido la pérdida de su padre, igual que Luke ve morir a Darth Vader. Pero antes, el joven jedi ha conseguido que su progenitor se convierta en un héroe -al salvarle del Emperador- completando el arco de personaje comenzado por George Lucas en el temible Episodio I (1999) con Anakyn Skywalker. Aquí, esto ocurre también: la gran revelación del capítulo es que el hombre de la máscara de hierro prisionero de Zoom era, en realidad, el verdadero Jay Garrick, el Flash de Tierra-3, que tiene el rostro -y el linaje- de Henry Allen. También podemos decir que el intento de los secundarios -Cisco Ramon (Carlos Valdes), Harrison Wells (Tom Cavanagh) y compañía- de derrotar a Zoom por su cuenta, es equivalente a la misión de Han Solo (Harrison Ford), Leia (Carrie Fisher) y el resto, en la luna de Endor, para desactivar el escudo que protege a la Estrella de la Muerte, no muy diferente al ingenio que el villano pretende utilizar aquí para destruir el Multiverso. Al final, tras la batalla, Barry se refugia solitario, igual que Luke (y al igual que Frodo al final de El Señor de los anillos). Ha perdido algo de su inocencia en el camino: a la muerte del padre se une la del propio héroe, fallecido metafóricamente con el sacrificio de su "remanente temporal", una copia de Flash de una línea temporal alternativa que permite al velocista estar en "dos sitios" al mismo tiempo. La muerte y la resurrección siempre han estado ligadas al viaje del héroe, concebido por el mitógrafo Joseph Campbell, que inspiró a Lucas en su saga galáctica.


Por otro lado, los guionistas hacen un gran trabajo asimilando la mitología de DC Comics. Toda esta temporada ha tratado sobre Tierra-2 y aquí el argumento se cierra. El Flash de ese otro mundo, Jay Garrick, es en realidad el Flash de los años 40, el original. En los cómics, aquel primer velocista de casco tocado con alas fue sustituido en los años 60 por el superhéroe escarlata que conocemos. Pero al guionista Gardner Fox se le ocurrió rescatar al primero en el cómic El Flash de dos mundos (1961) que establecía el concepto de tierras paralelas. Barry Allen vivía en Tierra-1, la nuestra, y el maduro Jay Garrick en Tierra-2 con otros héroes ya olvidados. Por eso es completamente lógico que John Wesley Shipp, que interpretó a Flash en la serie televisiva de 1990, sea aquí Jay Garrick y el padre de Barry. Volviendo a los cómics, con los años las tierras paralelas se fueron multiplicando hasta el infinito -aquí en la serie televisiva ya tenemos 3- y eso creó un caos argumental y de continuidad que llevó a los editores de DC Comics a ejecutar un reseteo de todo su universo editorial. La serie que narra esos hechos se llama Crisis en las Tierras Infinitas (1986), que eliminaba todos los mundos paralelos. En aquella historia, Barry Allen, Flash, moría sacrificándose como lo hace aquí el remanente temporal en una imagen que calca el trazo del dibujante George Pérez. Durante mucho tiempo, en los tebeos, Barry fue sustituido por su sobrino, Wally West. Pero aquí, en la serie televisiva, el multiverso se salva. Sin embargo, Barry no es feliz -como Luke, como Frodo- y decide cambiarlo todo, viajando atrás en el tiempo, salvando a su madre y eliminando, por tanto, la razón por la que se convirtió en superhéroe en un principio. El cliffhanger es bestial porque, siendo estrictos, ni siquiera debería haber una siguiente temporada. Por suerte, la habrá. Estaré esperando.

CAPÍTULO ANTERIOR: INVINCIBLE

AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 3- FAILED EXPERIMENTS


FAILED EXPERIMENTS (3 DE MAYO DE 2016) -AVISO SPOILERS-

A mediados de los años sesenta, el ufólogo suizo, Erich von Däniken, publicó varios libros que proponían la idea de que la raza humana había evolucionado en la antigüedad al ser visitada por extraterrestres. En los años setenta, el genio del cómic, Jack Kirby, se inspiraba en esas ideas para crear a Los Eternos, personajes de Marvel Comics. Pero antes se había inventado -junto a Stan Lee- a los Kree, raza extraterrestre de hombres azules -también aparecen en Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014)- que experimentó con humanos para crear a los inhumanos. El prólogo de este episodio muestra, precisamente, cómo unos Kree capturan al primitivo hombre que será luego Hive (Brett Dalton). Este capítulo de Agentes de S.H.I.E.L.D se estructura en reflejos de esa primera escena en la que un ser "superior" manipula por la fuerza a otro individuo hasta modificarlo. Tras ese prólogo prehistórico, en la actualidad, el objetivo del malvado Hive -Colmena- también es ese: convertir en inhumanos a los directivos de HYDRA. El experimento fracasa, porque se descubre imprescindible la sangre de un Kree vivo. Por ello Hive tendrá la oportunidad de vengarse de los extraterrestres que le convirtieron en algo distinto a un hombre. Aunque él mismo ha manipulado a todos los que le rodean y controle su voluntad: el pendenciero James (Axle Whitehead) se siente un "elegido" y Daisy (Chloe Bennet) está tan comprometida con la causa que casi mata a su amigo, Mack (Henry Simmons). Además, ella está dispuesta a sacrificarse donando su sangre -en parte Kree- para la causa del villano. Pero cuidado, porque en el otro bando, ocurre algo equivalente, pero a la inversa: Licoln (Luke Mitchell) quiere ser la cobaya necesaria para encontrar una cura que libere a Daisy del control de Hive. Pero su jefe, Coulson (Clark Gregg), le niega esa oportunidad para evitar que arriesgue su vida. De esto se puede interpretar que no hay demasiada diferencia entre S.H.I.E.L.D, HYDRA, Hive y los Kree... o al menos así piensa Daisy. En todo caso, el experimento con Lincoln también fracasa.

CAPÍTULO ANTERIOR: THE SINGULARITY

AGENTS OF S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 3- THE SINGULARITY


THE SINGULARITY (26 DE ABRIL DE 2016) -AVISO SPOILERS-

"¿Estás comparando nuestra primera vez con el horizonte de sucesos?" le dice, más o menos, Simmons (Elizabeth Henstridge) a Fitz (Iain De Caestecker). Es su peculiar forma de ser "romántico" y la culminación de una trama amorosa que ha permanecido en los márgenes de esta serie de espías y superhéroes durante tres temporadas. Según la Wikipedia, "En relatividad general, el horizonte de sucesos -también llamado horizonte de eventos- se refiere a una hipersuperficie frontera del espacio-tiempo, tal que los eventos a un lado de ella no pueden afectar a un observador situado al otro lado." He disfrutado mucho con la historia de amor de estos dos personajes, que me parecen tremendamente cercanos y al mismo tiempo originales. En este episodio ocurren un montón de cosas importantes, pero la culminación de todo es justamente ese horizonte de eventos, el primer encuentro sexual de dos científicos muy humanos y tiernos. Precisamente, esa ternura contrasta con el mal rollo y los sentimientos desbordados que produce el enfrentamiento entre inhumanos y agentes de S.H.I.E.L.D. en este episodio. El malvado Hive (Brett Dalton) mantiene los recuerdos del traidor Grant Ward, incluyendo el que estuviera enamorado de Daisy -antes Skye- (Chloe Bennet) ahora controlada/infectada por él. Lincoln (Luke Mitchell) está desesperado por recuperar a su novia, al igual que Phil Coulson (Gregg Clark), que la considera como una hija. La implicación emocional de los personajes es máxima y eso es mérito de los guionistas, que llevan cocinando esta historia desde el principio. Estamos ante un episodio que sirve para colocar las piezas sobre el tablero. De un lado, los inhumanos de Hive se organizan en un pequeño ejército. Por otro, los agentes se ven superados completamente, mientras sus viejos enemigos, HYDRA, acaban desmantelados. Es el final, recordemos, de una organización cuyos tentáculos se asoman nada menos que desde la película Capitán América: El primer Vengador (2011). La escena del fin de HYDRA es deliciosamente anticlimática. ¿No esperabais un final más explosivo?. Lo que confirma que el Universo Marvel Cinemático siempre mira hacia adelante, hacia el siguiente cliffhanger.

CAPÍTULO ANTERIOR: THE TEAM