GOTHAM -TEMPORADA 2- AZRAEL


AZRAEL (2 DE MAYO DE 2016) -AVISO SPOILERS

¡Azrael! El nombre probablemente no os suena de nada, pero se trata de un personaje relevante en los cómics de Batman. Al menos en los años 90. Fueron malos tiempos para los superhéroes: imperaban los antihéroes malencarados con enormes pistolones y músculos sobre músculos. En esa década el éxito eran personajes del estilo de Wolverine, Punisher y Deadpool. Los héroes de toda la vida no se ajustaban a estos nuevos modos, por lo que hubo que hacer cambios drásticos. Mataron a Superman. Y le rompieron el espinazo a Batman. El culpable fue Bane -en una historia adaptada en la tercera película de Christopher Nolan sobre el Caballero Oscuro- lo que obligó a Bruce Wayne a retirarse. Fue reemplazado por un superhéroe de nuevo cuño, llamado Azrael, que pertenecía a una misteriosa secta cuyo origen se remontaba a los caballeros templarios, la orden de San Dumas. Bruce Wayne eligió a Jean Paul Valley para ponerse el traje de Batman, pero este pronto fue cambiando el aspecto clásico del hombre murciélago para ponerse una armadura con afiladas garras y metralletas. Repito: era lo que se llevaba en esa época. Durante un montón de números, Jean Paul Valley fue Batman. Pero sus métodos eran mucho más violentos. Al final, el personaje enloquecía, debido a que fue programado de niño por un lavado de cerebro llamado "el sistema". Batman le detuvo, recuperando su manto, y Azrael tuvo la oportunidad luego de protagonizar su propia serie. En este episodio, esta historia que en los tebeos abarcaba años, se resume en unos 10 minutos. Theo Galavan (James Frain) tras ser resucitado, es programado por Hugo Strange (BD Wong) con su propio sistema, inventado basándose en los preceptos de la orden de San Dumas. En pocas escenas, Galavan viste la armadura de Azrael -y una espada- y sale a la ciudad a exterminar "el mal".  Todo muy rápido, pero bueno, al menos entretiene. Una vez más, hay que hablar de buenas ideas que considero desperdiciadas por el endiablado ritmo de la serie. No se detienen a desarrollar nada. La referida historia de Azrael da para más. Pero la idea de que Hugo Strange se inspire en obras de ficción para moldear a los locos del manicomio de Arkham para que le obedezcan, es genial. ¿Por qué no dedicarle más tiempo? Uno de los libros que lleva Strange es A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871) lo que da pie a pensar que el científico lo utilizará para crear a uno de los villanos más famosos de Batman: el Sombrerero Loco. Otra buena idea, mal planteada y peor desarrollada, es que Edward Nygma (Michael Cory Smith) piense que Arkham es un rompecabezas -un acertijo- que piensa resolver para escapar. Lamentablemente, los guionistas no son demasiado ingeniosos al poner en práctica este concepto. Por último, está la poderosa imagen del joven Bruce Wayne (David Mazouz) completamente conmovido al ver a Azrael -con su armadura, su capa y su máscara- moviéndose entre las sombras. Es una excelente idea que esta sea la inspiración para el futuro Batman.

CAPÍTULO ANTERIOR: PINEWOOD

SUPERGIRL -TEMPORADA 1- BLOOD BONDS


BLOOD BONDS (4 DE ENERO DE 2016) -AVISO SPOILERS-

El episodio más ambicioso hasta ahora de Supergirl propone tres tramas paralelas de cierta importancia. La historia principal desvela una interesante división en la sociedad de Krypton, con un espectacular flashback en el planeta natal de Superman. Por un lado, están los kryptonianos civilizados -científicos humanistas- representados por la madre de Kara (Melissa Benoist), Alura Zor-El (Laura Benanti). Por el otro, los eco-terroristas, que anteponen los lazos de sangre a cualquier otro vínculo y creen en la violencia para conseguir sus objetivos, como la tía de Kara, Astra (Laura Benanti). Estamos ante la otra cara del mito de Superman: si el padre de este, Jor-El, fue el único en advertir la destrucción del planeta, aquí la madre de Supergirl atiende demasiado tarde a las advertencias de Astra, descalificada por los violentos métodos de su marido, Non (Chris Vance). Los vínculos familiares de Kara con su tía dan mucho juego y hacen más interesante el conflicto que las enfrenta. Eso sin contar el subtexto feminista: Astra, Kara y su hermana Alex (Chyler Leigh) toman el control para acabar con la guerra con los kryptonianos, en contraste con la autoridad masculina de Non y el general Sam Lane (Glenn Morshower) que preferirían aniquilarse mutuamente.


Hay además otra trama relacionada con la investigación sobre el otro antagonista, Maxwell Lord (Peter Facinelli), que llevan a cabo James Olsen (Mehcad Brooks) y Winn (Jeremy Jordan). Pero lo que más me ha llamado la atención es el contraste entre la épica de la trama principal kyptoniana con el tono de comedia de los intentos de Kara por demostrarle a su jefa, Cat Grant (Calista Flockhart), que ella no es Supergirl. Esta última subtrama no tiene ningún complejo en ser chorra, nada que ver con la gravedad del Batman de Christopher Nolan o de El hombre de acero (Zack Snyder, 2013). Además, el problema de Kara se resuelve de una forma inteligente, utilizando la habilidad para cambiar de forma de J'onn J'onnz (David Harewood).

CAPÍTULO ANTERIOR: HOSTILE TAKEOVER

SUPERGIRL -TEMPORADA 1- HOSTILE TAKEOVER


HOSTILE TAKEOVER (14 DE DICIEMBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-

En solo siete capítulos, Supergirl ha sabido ofrecer una variedad géneros que resulta estimulante. Obviamente estamos ante una historia de superhéroes, subgénero popular de la ciencia ficción, pero se incluyen además elementos de comedia romántica, de coming-of-age y, como demuestra este capítulo, de space opera. Los enfrentamientos familiares -pensemos en Star Wars- se convierten aquí en el conflicto principal cuando Kara (Melissa Benoist) debe encararse a su tía, Astra (Laura Benanti). Los guionistas de la serie huyen de la tentación de convertir a la villana en una mala de culebrón -encima es la gemela malvada de la madre de Kara- y matizan al personaje convirtiéndola en una eco-terrorista preocupada por la destrucción, primero, de Krypton y ahora de la Tierra. Para ello, se recurre aquí a un giro de guión algo manido: Astra se deja capturar para, desde su celda, manipular a Kara sembrando dudas acerca de la decisión de su madre, Alura Zor-El, de haberla enviado a nuestro planeta. En otras palabras, Astra se convierte aquí en una Hannibal Lecter y Kara en su Clarice Starling. 


La otra trama del episodio gira alrededor de un tema muy actual: el sistema informático de la empresa de Cat Grant (Calista Flockhart) es hackeado y sus correos electrónicos -comprometidos- salen a la luz. Esta historia puede parecer poco relevante pero sirve para desvelar un hijo secreto de Cat Grant, al que decidió abandonar para seguir su carrera profesional. Este pequeño (melo)drama sirve de espejo al sentimiento de abandono que tiene Kara acerca de la decisión de su madre de enviarla lejos. Los guionistas de Supergirl suelen utilizar este recurso de analogía: los conflictos de Kara tienen un eco en problemas personales de Cat Grant o James Olsen (Mehcad Brooks) que luego sirven de mentores para la joven kryptoniana. En otro momento del episodio, una pelea de entrenamiento entre Kara y su hermana Alex (Chyler Leigh) sirve para desvelar que Astra se ha dejado vencer en su enfrentamiento con Supergirl. Son detalles que demuestran el ingenio de los guionistas de la serie.


Una cosa que me gusta mucho de Supergirl es que no tiene complejos. Este episodio presenta un par de secuencias de acción en las que vemos a superhéroes pegándose como debe ser. Sin bien la primera pelea entre Kara y su tía Astra tiene unos efectos especiales casi casi al nivel de Sharknado (Anthony C. Ferrante, 2013), el posterior ataque de los extraterrestres a la sede de la empresa de Maxwell Lord (Peter Facinelli) está bastante logrado. En todo caso, ambos momentos resultan muy divertidos, a pesar de las carencias de presupuesto. Pero lo que me gusta todavía más es que en Supergirl se asumen las convenciones del género superheróico. Todos sabemos que es absurdo que nadie reconozca a Superman en Clark Kent solo porque lleva gafas. Pero este elemento de inocencia se utiliza aquí sin ningún problema: Cat Grant deduce la identidad de Kara, pero necesita que se quite las gafas para confirmarlo. A mí me parece bien.

CAPÍTULO ANTERIOR: HUMAN FOR A DAY

SUPERGIRL -TEMPORADA 1- HUMAN FOR A DAY


HUMAN FOR A DAY (7 DE DICIEMBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-

Ocurren un montón de cosas interesantes en este episodio de Supergirl en el que Kara (Melissa Benoist) descubre que ha perdido sus poderes tras enfrentarse a Tornado Rojo. Esto da pie a una pequeña crisis de identidad que lleva al personaje a preguntarse quién es realmente y hasta qué punto sus superpoderes la definen. Kara aprende que ser "humano" es básicamente tener límites, no poder salvar la vida de la víctima de un terremoto, por ejemplo. El sismo en la ciudad permite que dos personajes secundarios se definan durante la crisis. Por un lado, Cat Grant (Calista Flockhart) utiliza su (cuarto) poder para hablar con la gente e "inspirarla". Su discurso se solapa con las imágenes de Supergirl, que, apoyada por James Olsen (Mehcad Brooks) decide detener un atraco a pesar de no tener ningún poder. Para ello utiliza la fuerza simbólica de la "S" que lleva en el pecho de su uniforme. El otro personaje que se retrata es Maxwell Lord (Peter Facinelli) que utiliza los recursos de su empresa para ayudar a pie de calle durante la catástrofe, pero también aprovecha para atacar a Supergirl. Cuando esta recupera finalmente sus poderes y se dedica a salvar autobuses escolares, volando entre los edificios, tengo la sensación de que esta serie ha captado el espíritu de Superman -de los tebeos, de las películas de Christopher Reeves- mucho mejor que El hombre de acero (Zack Snyder, 2013). Al final del día, una vez más, Kara acaba con un sabor amargo: ha decepcionado a su mejor amigo, Winn (Jeremy Jordan), al abrazar a Olsen, del que está enamorada. Esto matiza el final feliz del episodio y humaniza al personaje de Kara. En el cliffhanger, la protagonista es capturada nada menos que por su tía, Astra (Laura Benanti).


La otra trama del episodio presenta a los agentes de la DEO enfrentándose a la fuga del peligroso extraterrestre telépata Jemm (Charles Halford), lo que pone a prueba la (des)confianza de Alex (Chyler Leigh) en Hank (David Harewood). Lamentablemente, la caza de Jemm da pie al manido esquema de Alien (Ridley Scott, 1979). Lo bueno es que se desvela la verdadera identidad de Hank, nada menos que el Detective Marciano, J'onn J'onzz, importante personaje secundario de DC Comics, creado en 1955 y miembro fundador de la Liga de la Justicia.

CAPÍTULO ANTERIOR: RED FACED

GOTHAM -TEMPORADA 2- PINEWOOD


PINEWOOD (18 DE ABRIL DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Gotham tiene buenas ideas que desperdicia metódicamente episodio tras episodio. El principal problema es el ritmo narrativo que se imponen los guionistas. Las cosas ocurren demasiado rápido en la serie -supongo que para que nadie se aburra- pero tienen poco peso dramático. La acumulación evita que nos importe demasiado lo que le pase a un personaje. Por ejemplo, en esta entrega, James Gordon (Ben McKenzie) emprende la investigación del asesinato de Bruce Wayne (David Mazouz). Nada nuevo. Pero detengámonos en la propuesta: es genial. La muerte de los padres del niño que será Batman es el hecho fundacional de un mito de nuestra cultura popular. Todo el mundo sabe que los padres del hombre murciélago fueron asesinados. ¿No debería ser interesantes estas pesquisas? Pues aquí no lo son por la incapacidad -o el desinterés- de los guionistas por crear un misterio. La información no se dosifica adecuadamente, sino que Gordon salta a la acción como lo ha hecho durante toda la serie. Las investigaciones policiales son aquí, básicamente, una lista de personas a las que interrogar cuyas conexiones no entendemos del todo porque, en el fondo, no importan. Lo que interesa es crear la sensación de movimiento. Aún así, la idea de un Gordon que abandona la policía para investigar por su cuenta, es buena. La secuencia en la que golpea a varios informantes utiliza la versión del My Way que hizo Sid Vicious de los Sex Pistols. Mola. Pero la cosa se queda en nada. Un Gordon violento y expeditivo debería haber dado, al menos, para un episodio entero. Pero aquí la -buena- idea se despacha rápidamente para meter -con calzador- al personaje de Barbara Kean (Erin Richards). Vale. También me gusta la idea de una Barbara dura, mala, sexy y lesbiana. Eso también mola. Pero tampoco dura mucho. Enseguida se separa de Gordon -en el fondo es lo lógico- y vuelve a unirse a los criminales. ¿Cuál era la idea detrás de esta trama? ¿Hacernos creer que Barbara, en el fondo, no es del todo mala? ¿Profundizar en su personaje?


Por otro lado, Bruce Wayne investiga la conspiración que se llevó por delante a sus padres y descubre el primer indicio del misterio de los experimentos genéticos de Wayne Enterprises, que, como los espectadores sabemos desde hace varios capítulos, lleva a cabo Hugo Strange (BD Wong). No me convence el nuevo personaje, Karen Jennings (Julia Taylor Rose), que parece salida de una película de X-Men, de hecho, sus circunstancias recuerdan bastante a las de Lobezno. Batman debería moverse en coordenadas más realistas y urbanas aunque con leves toques de ciencia ficción. Es cuestión de gustos. Supongo que de Karen al famoso Killer Croc no hay más que un paso. El caso es que el valor argumental de Karen era desvelar cosas sobre el padre de Bruce -que era muy bueno- e identificar a Strange como el malo detrás de la conspiración. Las dos cosas las sabíamos de antemano. Karen muere en una escena que solo sirve para reintroducir a Mr. Freeze (Nathan Darrow). El final del episodio nos enseñan la resurrección de Theo Galavan (James Frain), lo que explica que el asesinato cometido por James Gordon nunca tuviera un peso moral verdadero: el villano no iba a estar muerto mucho tiempo.

CAPÍTULO ANTERIOR: INTO THE WOODS

GOTHAM -TEMPORADA 2- INTO THE WOODS


INTO THE WOODS (11 DE ABRIL DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Odio cuando una serie vuelve a "la casilla inicial". Me explico. Cada historia crea unas expectativas -el personaje tiene un problema, un objetivo, hay un misterio- y el desarrollo argumental -en teoría- debe acercarnos a cumplir -o negar- ese primer planteamiento. Muchas veces las historias dan rodeos. A veces esos rodeos son incluso mejores que la propuesta inicial. Como en una road movie en la que el camino es más interesante que la llegada a la meta final. Lo que suele irritarme en las series es cuando esos rodeos acaban con los personajes retomando sus primeras intenciones. Tras 39 episodios de Gotham, James Gordon (Ben McKenzie) decide volver a la investigación del asesinato de los padres de Bruce Wayne, objetivo bastante equiparable a limpiar la ciudad de corrupción. Esta es la meta que tenía el detective desde el principio, por lo que todo lo que ha hecho entremedias ha servido más bien para poco. Aquí, además, se resuelve la absurda trama en la que Gordon buscaba limpiar su nombre de un asesinato que no cometió... sabiendo que hay otro crimen del que sí es culpable. Para colmo, los guionistas se deshacen de Leslie Thompkins (Morena Baccarin) -seguramente porque la actriz está embarazada de McKenzie, su pareja en la vida real- y reaparece Barbara Kean (Erin Richards), su ex mujer, aparentemente curada. Vamos, que todo vuelve al principio. Algo similar ocurre con los otros dos personajes principales de la serie. Oswald Cobblepot (Robin Lord Taylor) se ha quitado de un plumazo el lavado de cerebro del doctor Hugo Strange (BD Wong), ha matado a los que asesinaron a su recién descubierto padre (Paul Reubens) y vuelve a ser el psicópata de siempre. Supongo que ahora tendrá que recuperar su estatus como jefe criminal en Gotham. Una vez más, hemos vuelto al principio. Por otro lado, Bruce Wayne (David Mazouz) abandona sus correrías por la ciudad con Selina Kyle (Camren Bicondova) para volver a investigar la (bat)cueva de su padre. Sus aventuras como ladronzuelo no han aportado demasiado y el joven que será Batman retoma ahora su objetivo primordial: descubrir quién mató a sus padres. Pues vale. Por lo menos se ha cerrado la trama de Edward Nygma (Michael Cory Smith) que, por fin, se había convertido en un criminal. Solo que los guionistas no le han dedicado demasiado tiempo a sus crímenes y le han encerrado en Arkham rápidamente. En un sola escena, pasamos de pensar que Gordon está a merced de Nygma, descubrimos que el detective sospechaba del forense desde el principio y luego resulta que este último sabía que el primero le había descubierto. Todo en una sola escena. ¿Por qué tanta prisa?

CAPÍTULO ANTERIOR: PRISONERS

GOTHAM -TEMPORADA 2- PRISONERS


PRISONERS (28 DE MARZO DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Este episodio -Prisioneros- es una buena muestra de la serie que es Gotham. La acción se divide entre dos de sus personajes, James Gordon (Ben McKenzie) y Oswald Cobblepot (Robin Lord Taylor). El primero ha sido incriminado por Edward Nygma (Cory Michael Smith) por un crimen que no cometió -el de un compañero policía- para ocultar otro del que sí es culpable, el del criminal Theo Galavan (James Frain). Gordon es encerrado en prisión y siendo un expolicía, eso resulta peligroso. Ahora bien, la estancia en la cárcel de Gordon ocupa únicamente este episodio. Aquí vemos como el detective entra, se enfrenta a una serie peligros y escapa. La densidad narrativa es digna de elogio -pasan muchas cosas- pero hay que criticar el poco peso dramático de las cosas que pasan. Aquí, por ejemplo, conocemos y vemos morir a un nuevo personaje, el preso de buen corazón Puck (Peter Mark Kendall). En el mismo sentido hay que decir que las situaciones en Gotham se suceden rápidamente, sí, pero no modifican a los personajes. Gordon no parece diferente de cómo era al principio de la serie, a pesar de haber pactado con criminales, asesinado a uno de ellos y haber sido encerrado en prisión. Ahora acaba de perder un hijo. Pero sigue siendo el mismo buenazo de siempre. Todas estas críticas se pueden aplicar a la trama del Pingüino. El personaje, que ahora es "bueno", descubre a su verdadero padre (Paul Reubens) y se ve "prisionero" en una conspiración doméstica: la familia adoptada de su progenitor intenta quedarse con su herencia. Todo es tópico en Gotham, que recurre a los clichés sin ninguna vergüenza: la comida asquerosa de las prisiones; la mujer que intenta envenenar a su rico y anciano marido. Por último, este episodio "familiar" de Cobblepot tampoco dura mucho: vemos morir a su padre, que había sido presentado en el episodio anterior. Y a otra cosa. La serie avanza muy rápido, pero ¿hacia dónde?

CAPÍTULO ANTERIOR: MAD GREY DAWN