PERDIDA (DAVID FINCHER, 2014)
LA DESAPARICIÓN DE ELEANOR RIGBY (NED BENSON, 2014)
Creo recordar que Ernesto Sábato, en Sobre héroes y tumbas (1961), aseguraba que el ser humano es necesariamente irracional porque ante determinadas tragedias, lo verdaderamente lógico sería renunciar a la vida. Hay desgracias con las que seguir viviendo debería ser insoportable. Y recuperar la felicidad, imposible. En La desaparición de Eleanor Rigby hay una ausencia que marca la existencia de todos sus personajes, pero que no se revela hasta bien avanzada la película. Durante gran parte del metraje intentamos adivinar qué puede haber pasado en la vida de los protagonistas para que sufran de esa manera. Durante esos minutos podemos proyectar en su dolor nuestras propias angustias.
-AVISO SPOILERS-
La desaparición de Eleanor Rigby trata sobre aceptar la pérdida como primer paso hacia la curación. Por eso ningún personaje habla directamente sobre lo que ha pasado. Los protagonistas se encuentran en una fase de negación que les impide avanzar. La película se construye en su primer tramo, elegantemente, sobre el inmenso peso de ese vacío, haciendo patente la eternidad de los minutos cuando lo único que necesitamos es que pase el tiempo. El mejor exponente de ese estado de negación es la amistad que Eleanor (Jessica Chastain) traba con la profesora Friedman (Viola Davis). La primera evita revelar su tragedia a la segunda. Necesita la compañía de alguien que la trate como a una persona "normal". Una amistad "limpia" que no gire entorno a una desgracia de la que intenta escapar desesperadamente. Para cuando uno de los personajes verbaliza lo que ha pasado hay una gran cantidad de emociones contenidas que el cuidadoso guión deja salir en el tramo final como un torrente que resulta difícil de soportar. Quizás, para alguno, el director y guionista, Ned Benson, se excede. Yo creo que el cine -la ficción, la tragedia- existen precisamente para eso. La catarsis.
"Te quiero", le dice Eleanor a Conor (James McAvoy), y él responde "Lo sé". Pero el amor no siempre es suficiente. La desaparición de Eleanor Rigby gira también entorno a la fragilidad de la pareja, y desvela que nuestra verdadera prioridad no es el amor. El padre de Eleanor (William Hurt) confiesa que sigue casado a pesar de que lo lógico habría sido separarse en más de una ocasión. Se trata de aguantar a pesar de que la pasión se ha acabado hace ya mucho tiempo. Es quizás el reflejo de una manera de pensar de otra generación. Porque la actual, la de Eleanor y Conor, no parece capaz de resistir ante una pérdida terrible a pesar de que todavía se aman. Pero quizás eso sea pedir demasiado.

STAR WARS REBELS: LA CHISPA DE LA REBELIÓN
Si la serie Agentes de S.H.I.E.L.D se mueve en los márgenes del universo Marvel cinematográfico, Star Wars Rebels intenta respirar bajo el peso de una mitología que forma parte de la cultura popular desde 1977. La estrategia es similar y no por casualidad: ambas franquicias son propiedad de Disney.
El primer capítulo desvela sin pudor que la intención es actualizar -¿o repetir?- una fórmula que tenemos inevitablemente alojada en el subconsciente. El grupo de personajes protagonistas sigue un patrón que nos es familiar desde el primer momento. Ezra es un Luke Skywalker con la personalidad de Han Solo -parece que perdimos la inocencia hace tiempo- y Kanan será su mentor, su Ben Kenobi. Tenemos además un R2D2 llamado Chopper, un Chewbacca con el nombre de Zeb, y una chica -Sabine- con un casco de Boba Fett. Por si fuera poco, el grupo utiliza una nave que por dentro es una réplica del Halcón Milenario.
En el mismo sentido, el primer capítulo de Star Wars Rebels saquea ideas, planos y secuencias de la trilogía clásica (y alguno de las secuelas). La acción se sitúa en un planeta, Lothal, que bien podría ser Tatooine; los icónicos stormtroopers están ahí; tenemos una persecución de speeder bikes; una peligrosa misión dentro de un Destructor Imperial que hace de Estrella de la Muerte; una infiltración que utiliza como subterfugio un falso prisionero wookie; una escaramuza con cazas Tie para escapar. La estrategia revela la intención de captar un público adulto que tiene grabadas esas secuencias clásicas en su memoria audiovisual. O quizás los creadores son tan fanáticos de la trilogía de George Lucas como todos nosotros.
En Boyhood, Star Wars y sus precuelas servían de puente entre dos generaciones, la de Mason (Ellar Coltrane) y su padre (Ethan Hawke). Espero que Star Wars Rebels haga lo mismo con mi hijo (Carlos Bertrán) y yo. Con apenas un año de vida, Carlos ha prestado mucha atención a las primeras imágenes del episodio piloto, pero se ha quedado dormido enseguida. Sólo por eso ya es una de mis series preferidas.
THE KNICK (2014) TEMPORADA UNO - METHOD AND MADNESS
METHOD AND MADNESS (AGOSTO 2014) -AVISO SPOILERS-
Las impolutas botas blancas que lleva el doctor Thackery (Clive Owen) para ocultar la que posiblemente sea su mayor debilidad de espíritu nos guían hasta el hospital Knickerbocker. Un recorrido en carruaje por el Nueva York de 1900 -con la densidad de los hipnóticos sonidos electrónicos de Cliff Martinez- que no nos prepara para una primera secuencia en el quirófano no apta para estómagos débiles. Enseguida, un personaje que acabamos de conocer, se quita la vida. El inicio de The Knick -dirigido por Steven Soderbergh- no podía ser más oscuro. La conciencia de la muerte parece marcar el espíritu de una historia protagonizada por el doctor Thackery, que libra una "guerra contra Dios" y vive en un mundo en el que la vida humana vale poco. El hospital es dirigido como una empresa por Herman Barrow (Jeremy Bobb) que se sirve de su brutal conductor de ambulancia (Tom Cleary) para hacerse con los pacientes más acaudalados. La contrapartida es Cornelia Robertson (Juliet Rylance) cuyo idealismo y conciencia social -feminista y antirracista- choca con la personalidad de Thackery. Mientras tanto, asistimos a lo que nos parecen ahora prácticas bárbaras para salvar la vida de los pacientes. Los métodos quirúrgicos que presenciamos se resumen en una frase que el doctor Thackery le dice a su paciente justo antes de operar: "Esto se ha intentado una sola vez, en un labrador. No hay un sólo día en que no eche de menos a ese perro".
AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 2- SHADOWS
SHADOWS (23 SEPTIEMBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-
La palabra que define, para mí, la primera temporada de Agentes de S.H.I.E.L.D no es decepción, sino frustración. Yo realmente quería que me gustase. Pero la sensación que me dejaron los primeros 22 episodios es que la cosa no acabó de despegar. A la serie le faltaba ingenio, carisma y la capacidad de enganchar. El primer episodio de la segunda temporada no cambia esto -todo sigue siendo un poco... soso- pero apunta en una dirección que se ha ganado al "Marvel Zombie" que hay en mí. ¡El Hombre Absorbente! Carl "Crusher" Creel (Brian Patrick Wade) es un antagonista más interesante que la mayoría de los enemigos de la primera temporada y lo más importante: es un personaje clásico de Marvel (su primera aparición es de 1965 como villano de Thor) y eso hace que Agentes de S.H.I.E.L.D parezca -por fin- una parte importante del universo Marvel cinematográfico y no el pobre spin off de las películas que en realidad es. A mí me ha ganado ese guiño tan bonito a la bola y cadena de preso que lleva el Hombre Absorbente en los cómics. El prólogo del episodio, que recupera personajes de Capitán América: el primer vengador (Joe Johnston, 2011) -manteniendo intacto su tono de En busca del arca perdida (Steven Spielberg, 1981)- es un buen comienzo y el robo de un Quinjet hacia el final del capítulo -la aeronave que utilizan los Avengers en los cómics- es la guinda que necesitaba la serie para convertirse en mi nuevo placer culpable.
Lee sobre la temporada anterior AQUÍ
BOYHOOD (RICHARD LINKLATER, 2014)
-AVISO SPOILERS-
Lo que más me ha impresionado de Boyhood es su voluntad de contar la historia de una vida entera utilizando pequeños momentos que se van acumulando, en lugar de centrarse en los grandes acontecimientos vitales. Es la forma narrativa que elige Linklater y es completamente coherente con el fondo, con el mensaje, de una película única. El director y guionista, por si acaso, resume esta visión de la existencia en una frase que su protagonista, Mason (Ellar Coltrane), dice justo al final de la cinta: "siempre es ahora".
Durante 165 minutos asistimos a 12 años de la vida de Mason y de su familia. En la mayor parte del metraje, el protagonista funciona como el eje alrededor del cual giran otros personajes: sus padres, su hermana, su novia. El conjunto de todos ellos va sumando hasta conformar la experiencia de una vida entera: al final, la madre de Mason (Patricia Arquette) se queja amargamente de que lo siguiente para ella es "un funeral". Salimos de la sala de cine con la extraña sensación de haber pertenecido a una familia ficticia.
Mucho de lo que le ocurre a los personajes de Boyhood nos ha pasado a nosotros. Es nuestra propia vida en una pantalla de cine. La decisión de incluir elementos generacionales muy específicos -Dragon Ball, Harry Potter, los videojuegos- no nos distancia de los personajes por su particularidad: es fácil encontrar los equivalentes de la época que nos ha tocado vivir. En la misma línea, la película hace retratos de personajes muy específicos -la votante enamorada de Obama, el inmigrante mexicano que logra superarse, el abuelo ultracatólico y amante de las armas- que parecen proponer un retrato de la sociedad estadounidense contemporánea. El mismo Linklater afirma que Boyhood es "una película de época en el presente".
Para mí, lo más bonito de la película son los pequeños apuntes que dan a entender que el padre (Ethan Hawke), nacido en 1970, vio de pequeño la trilogía clásica de Star Wars (1977-1983) y su hijo Mason, nacido en 1994, vio las precuelas (1999-2005). La Guerra de las Galaxias vista como un puente entre generaciones. Como una experiencia compartida entre padre e hijo.
Para mí, lo más bonito de la película son los pequeños apuntes que dan a entender que el padre (Ethan Hawke), nacido en 1970, vio de pequeño la trilogía clásica de Star Wars (1977-1983) y su hijo Mason, nacido en 1994, vio las precuelas (1999-2005). La Guerra de las Galaxias vista como un puente entre generaciones. Como una experiencia compartida entre padre e hijo.
GOTHAM -TEMPORADA 1- PILOTO-
PILOTO (22 SEPTIEMBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-
El prólogo que antecede a la cabecera del primer capítulo de Gotham resulta atrevido porque juega todas sus cartas desde el primer instante. Concebida como una precuela del "universo Batman" la serie comienza mostrándonos a Selina Kyle (Camren Bicondova), la futura Catwoman, que tras un pequeño hurto se convierte en testigo de un acontecimiento que ya tiene un carácter mítico: la muerte de los padres de Bruce Wayne.

Gotham no tiene ninguna intención realista -no sólo por estar ambientada en una ciudad imaginaria- y evita todo lo posible lo sórdido: el detective Gordon vive en un ático de lujo y su prometida, Bárbara (Erin Richards), es una rubia con hechuras de modelo con la que hace el amor al calor de una chimenea que es puro cliché. Incluso el sospechoso de asesinato al que persiguen los policías vive en una casa que parece sacada de una revista de decoración. A pesar de estos defectos, el primer capítulo de Gotham ofrece un entretenimiento más aceptable que la risible Arrow (2012).
El principal interés de Gotham puede ser reconocer a los personajes clásicos de Batman, como El Pingüino, Oswald Cobblepot (Robin Taylor), que tiene un papel importante en este piloto; a los que tendrán un papel recurrente como Renee Montoya (Victoria Cartagena) -la única sorpresa, un personaje homosexual que mantuvo una relación con la prometida de Gordon- o el mafioso Carmine Falcone (John Doman); los cameos como el de Enigma, Edward Nygma (Cory Michael Smith), que aparece soltando acertijos; y las teorías, como esa niña que seguramente será Poison Ivy (Clare Foley) o ese comediante que podría ser el Joker (Jon Beavers). Veremos.
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