Capitán
América: El Soldado Invierno sorprende en su inicio
relajado que establece que Steve Rogers (Chris Evans) es un
anacronismo, pese al cual -eso sí- puede relacionarse con Sam Wilson (Anthony
Mackie). Ambos son veteranos de guerra que intentan readaptarse a la vida
civil, solo que la de Rogers acabó en 1945. La acción -física-
comienza justo después, con la primera incursión del héroe abanderado para
salvar unos -supuestos rehenes- que tiene como clímax la pelea con
Batroc (Georges St-Pierre). La escena no es un mero trámite, está
enfocada como en una una película de artes marciales en la que estos combates son
lo que realmente importa. Bien.
El personaje principal del film es Nick Fury (Samuel L. Jackson), que adopta el papel del amigo que cae y debe ser vengado. Siempre debe "morir" alguien en una película Marvel. Fury personifica además el tema de fondo de la película. Veamos. En el Universo Cinematográfico Marvel, el ataque extraterrestre a Nueva York que vimos en Los Vengadores (Joss Whedon, 2012) es el equivalente al 11-S. El Capitán América no aprueba el clima de miedo y de guerra preventiva que su Gobierno -a través de Fury- desea instaurar. Con esas dudas, Rogers busca reencontrarse con sus ideales en un pasado más inocente y más "americano": visita una exposición que resume la primera película, Capitán América: El Primer Vengador (Joe Johnston, 2009). Luego se reencuentra con su antiguo amor, una envejecida Peggy Carter (Hayley Atwell) en el epílogo perfecto a la serie de esta, Agent Carter. Por último, Rogers asiste a una reunión de veteranos con Sam Wilson, tras la cual, éste se convierte en un nuevo aliado: el Halcón.
Ahora bien, ese pasado de Rogers, no es del todo perfecto: hay culpas que resurgen, como la muerte de Bucky Barnes (Sebastian Stan) que resucita convertido en el Soldado de Invierno. Éste simboliza la pérdida de la inocencia y es el reverso del Capitán. Precisamente, el Soldado de Invierno ha estado al servicio de ese Gobierno que es su propio enemigo: cuando el héroe y sus aliados creyeron derrotar a sus adversarios en 1945, los malos, los Nazis/HYDRA, se infiltraron en S.H.I.E.L.D. El mal no viene de fuera, sino que es la pérdida de los valores que representaba el Capitán América.
En esta película hay un personaje nuevo, la Agente 13 (Emily VanCamp) que en principio debería ser Sharon Carter, nada menos que la nieta de Peggy. Veremos. Además, en la escena post-créditos, nos presentan a otro villano de la Segunda Guerra Mundial, el Barón Von Strucker (Thomas Kretschmann), y a unos gemelos -Mercurio (Aaron Taylor Johnson) y La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen)- que veremos luego en Los Vengadores: La era de Ultrón (Joss Whedon, 2015).
En esta película hay un personaje nuevo, la Agente 13 (Emily VanCamp) que en principio debería ser Sharon Carter, nada menos que la nieta de Peggy. Veremos. Además, en la escena post-créditos, nos presentan a otro villano de la Segunda Guerra Mundial, el Barón Von Strucker (Thomas Kretschmann), y a unos gemelos -Mercurio (Aaron Taylor Johnson) y La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen)- que veremos luego en Los Vengadores: La era de Ultrón (Joss Whedon, 2015).
En 1964, Stan Lee recuperó al Capitán América para la todavía incipiente Marvel Comics. Era un personaje anacrónico, creado en 1941, en tiempos patrioteros: en la portada de su primer número le daba un puñetazo a Hitler, momento homenajeado en Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay (Michael Chabon, 2000). En aquellos años previos a la Segunda Guerra Mundial, el Capitán vendía millones de tebeos y competía con Superman y Batman. Pero luego caería en el olvido. En los años sesenta, Stan Lee revolucionaba el género de los superhéroes: sus creaciones tenían debilidades humanas. En ese clima de innovación y creatividad, Lee y Jack Kirby rescataron al personaje, pero éste ya no sería un héroe de una pieza, sino un hombre fuera de su tiempo -estuvo congelado desde los años cuarenta- al que le pesaba la culpa de la muerte de Bucky, su compañero. Stan Lee mató a Bucky -quizás- porque odiaba los sidekicks -como demuestra Spiderman- y éste era el "Robin" del Capitán América. La tercera carencia del personaje, obviada hasta ahora en las películas, es el peso que debe soportar Steve Rogers, al ser un símbolo viviente del sueño americano.
La película Capitán América: El Soldado de Invierno utiliza esta versión del personaje, más humanizado, de los años sesenta, y lo actualiza a nuestros días. Pero bebe también de otras fuentes del cómic. Las muchas escenas de acción que debe tener un blockbuster sintonizan sorprendentemente bien con las viñetas dibujadas por el siempre dinámico Jack Kirby, en las que el héroe no paraba de moverse, saltar, y luchar entre decenas de enemigos mientras su escudo rebotaba en ángulos imposibles.
La película Capitán América: El Soldado de Invierno utiliza esta versión del personaje, más humanizado, de los años sesenta, y lo actualiza a nuestros días. Pero bebe también de otras fuentes del cómic. Las muchas escenas de acción que debe tener un blockbuster sintonizan sorprendentemente bien con las viñetas dibujadas por el siempre dinámico Jack Kirby, en las que el héroe no paraba de moverse, saltar, y luchar entre decenas de enemigos mientras su escudo rebotaba en ángulos imposibles.
Capitán América: El Soldado de Invierno es una película de superhéroes -obviamente- pero además, tiene el tono de un film de espionaje. En los cómics, el espía por antonomasia es Nick Fury, que en la película encarna Samuel L. Jackson, y que tuvo su mejor etapa gracias al innovador Jim Steranko, que como autor total, a finales de los años sesenta, y en plena fiebre mundial Bond, consiguió crear historias memorables. Quizás la estética pop en blanco y negro de la portada de abajo, ha inspirado los créditos finales de esta película. Argumentalmente, la serie limitada Nick Fury vs. S.H.I.E.L.D (1988), aporta la idea de base: la corrupción interna de la agencia de espionaje hacen necesario desmantelarla. Esto repercutió, para bien, en la segunda temporada de Agentes de S.H.I.E.LD. Por cierto, Nick Fury, el original, en los cómics clásicos, es de raza blanca. En la reinterpretración de los personajes llamada Ultimate Marvel, el dibujante Bryan Hitch recreó a Nick Fury basándose en el actor que luego le encarnaría en el cine. Esto ocurría en la miniserie de Mark Millar The Ultimates (2001) que ha servido de plantilla para el Universo Cinematográfico Marvel.
Y por supuesto, está la historia a la que hace referencia el título de esta película: El Soldado de Invierno (2005) del guionista Ed Brubaker. En los cómics, Brubaker plantea un ejercicio de retro-continuidad en el que nos cuenta que Bucky (el compañero del Capitán en los años 40) no murió en una misión, sino que fue capturado por el bloque soviético y utilizado como asesino durante la Guerra Fría. Su reencuentro y enfrentamiento con Steve Rogers le llevará a recuperar la memoria y a convertirse (temporalmente) en el nuevo Capitán América.
Hay que destacar, por último, la estupenda secuencia del ascensor, quizás lo mejor de la película, que también tiene una fuente gráfica: es la más espectacular de la miniserie Civil War (2006-2007), título que coincide con el de la tercera entrega cinematográfica de las aventuras del Capitán América (2016).
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