BOUNCING BACK (8 DE MARZO DE 2016) -AVISO SPOILERS-
Es un lugar común decir que los superhéroes -cómics, películas, series- son el equivalente moderno a la mitología clásica. Si aquella estaba poblada por dioses, semidioses, héroes y monstruos, en los tebeos tenemos a superhombres, justicieros y villanos desde la primera aparición de Superman en 1938. En algunos casos, los nombres incluso se repiten: Thor es un dios de la mitología nórdica, pero también un superhéroe. En los cómics de Marvel también existe un Hércules. Esta serie de televisión, Agentes de S.H.I.E.L.D, es un apéndice del Universo Marvel Cinemático que mira a los superhéroes desde una perspectiva a pie de calle. Los agentes secretos capitaneados por Coulson (Clark Gregg) perciben a los inhumanos y sus extrañas capacidades sobrenaturales como dioses, demasiado peligrosos. Hay un ambicioso subtexto en este episodio sobre el tema, bajo la acostumbrada narración repleta de acción y giros del relato clásico de aventuras. Veamos. La creencia que tiene Lincoln (Luke Mitchell) de que hay un plan -¿inteligente?- que decide qué poderes recibe cada inhumano y que estos no son otorgados por azar, sino que buscan un equilibrio que Simmons (Elizabeth Henstridge) entiende como ecológico, pero que tiene connotaciones religiosas. Esto se refuerza con la aparición de un nuevo personaje, Elena (Natalia Cordova-Buckley) -Slingshot en los cómics- estereotipo del hispano católico, que cree que sus poderes de supervelocidad le fueron otorgados por Dios. No por casualidad, el rosario de Elena aparece flotando en el espacio ingrávido en el flashforward que vemos en el prólogo de la historia cuyo significado descubriremos en episodios futuros. Asimismo, el poderoso inhumano que se ha apoderado del cuerpo de Ward (Brett Dalton) es percibido como un antiguo dios por HYDRA. No es casualidad que la frase final de este sea "Os voy a convertir en creyentes".
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