THE WALKING DEAD -TEMPORADA 7- THE WELL


THE WELL (30 DE OCTUBRE DE 2016) -AVISO SPOILERS-

Hay un apunte interesante en este episodio de TWD, justo al principio, cuando Carol (Melissa McBride), convaleciente por las heridas sufridas la pasada temporada, ve a los zombies como si fueran personas vivas. Esto da pie a imágenes bastante inquietantes y a otras que llevan a la reflexión: estamos acostumbrados a ver cómo los muertos vivientes son eliminados sin piedad, pero cuando tras cada golpe se convierten en seres vivos, la cosa cambia, moralmente. La idea es buena y refleja el estado psicológico de Carol, que de ser una víctima se fue endureciendo hasta convertirse en una asesina eficiente, pero que acaba de venirse abajo. Carol ya no soporta más muertes y busca la soledad, el aislamiento: es la forma más segura de no volver a perder a nadie y sobre todo, de no tener que matar a nadie. El problema es que este desarrollo del personaje se traduce en un coñazo de historia. Carol huye constantemente y los guionistas han establecido que Morgan (Lennie James) vaya detrás de ella. La pareja se ha convertido en algo así como la cara B de la serie, viven sus historia en paralelo a los otros personajes y aquí se convierten en protagonistas del capítulo. Lo malo es que, en realidad, queremos ver a los titulares del equipo, no al banquillo. Si el primer episodio con Negan (Jeffrey Dean Morgan) fue como la Champions, este parece la Copa del Rey. De hecho, lo más interesante es el rey Ezekiel (Khary Payton), un tío excéntrico con un tigre que ha creado una especie de reino en el que hay cierto estado de bienestar, aunque también sufre la amenaza de los hombres de Negan y su cruel sistema feudal. El personaje de Ezekiel es interesante, pero quizás resulta más curioso que verdaderamente memorable. Lo más probable es que tengamos que sufrir la alternancia entre este trama, pasable, y lo que verdaderamente nos interesa, durante esta temporada.

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