HOME BIRTH (22 DE MARZO)
Si os fijáis bien, en el último capítulo de la cuarta temporada de Girls todos los personajes sienten miedo en algún momento de la historia. Es el miedo que cualquiera sufre ante una situación que nos supera, ante un gran cambio, ante la vida. Si os fijáis todavía mejor, el episodio establece cuatro historias principales -todas con la misma estructura- en las que sus protagonistas se quedan paralizados por el miedo y necesitan de la ayuda de un mentor para superarlo.
-AVISO SPOILERS-
En la primera historia, Hannah (Lena Dunham) sufre un ataque de pánico durante su trabajo como profesora sustituta en el instituto. Su mentor es su compañero -y futuro novio- Fran (Jake Lacy) que la tranquiliza y la apoya para superar el trance.
Shoshanna (Zozia Mamet) se queda en estado de shock cuando por fin encuentra trabajo -lleva toda la temporada haciendo entrevistas laborales- solo que en Japón. La idea de emigrar la paraliza, pero además tiene que elegir entre su carrera profesional y una relación sentimental con Scott (Jason Ritter). Shoshanna busca a Ray (Alex Karpovsky) para pedirle consejo -está ocupado guiando a Marnie (Allison Williams)- pero encuentra la sabiduría que necesita en el exjefe de éste, Hermie (Colin Quinn) que la aconseja bien: es mejor ser una mujer independiente que la novia de un "tío listo". Chicas, tenéis que ver Girls.
A Marnie le tiemblan las manos tras atreverse a cantar en solitario después de ser abandonada por -el capullo de- Desi (Ebon Moss-Bachrach). Ray la ha ayudado a dar el paso: la quiere de verdad y no soportaba verla ser el perrito faldero de un tío egoísta, inmaduro y muy poco inteligente, por guapo que sea. ¿Por qué os enamoráis siempre del tío que pasa de vosotras? Nunca lo entenderé. Os merecéis más.
Home Birth -Parir en casa- se titula así porque su historia principal nos cuenta que Caroline (Gabby Hoffman) ha decidido dar a luz a su primer hijo en su bañera. Cuando se descubre que el bebé viene de nalgas, el padre, Laird (Jon Glaser) entra en pánico. Por suerte allí está Jessa (Jemima Kirke) para animar a Laird a que tome las riendas de la situación. El bebé nacerá sano en un hospital y será bautizado Jessa-Hannah. Esta crisis sirve para juntar a Hannah y a Adam (Adam Driver). Él le confiesa a ella que quiere volver. Pero es demasiado tarde. Hannah parece haber aprendido la lección y decide seguir adelante con su vida. En una conversación telefónica posterior, todo parece indicar que Hannah está preparada para aconsejar -adopta ahora el papel de mentora- a sus padres, que siguen en crisis tras la salida del armario de su progenitor.
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