El episodio Condemned comienza con el héroe, Daredevil (Charlie Cox), en una situación de la que parece imposible escapar. Es un recurso clásico del cómic de superhéroes y es básicamente lo que queremos ver en una serie como ésta. La escena resuelve el cliffhanger del episodio anterior y catapulta la acción de la historia que ya no decae en ningún momento. De hecho, Daredevil nunca se quita la máscara: no veremos el rostro de Matt Murdock.
En cualquier otra serie, Vladimir (Nikolai Nikolaeff) de la mafia rusa, habría sido un personaje menor, poco desarrollado. Aquí, se le dedica un episodio entero en una estrategia recurrente en Daredevil, la de aumentar la intensidad de cada acontecimiento -casi recreándose- para que cada acción sea dramáticamente importante. Aquí no hay escenas de transición que sean un mero trámite. Tampoco aparece demasiado la elipsis: cada historia es narrada casi en tiempo real. Esta forma de contar y de sacarle el máximo provecho a cada situación -buscando la unidad de espacio y tiempo- es una forma muy inteligente de compensar el presupuesto limitado de cualquier serie de televisión.
Daredevil y Vladimir se quedan atrapados en un edificio abandonado que es sitiado por la policía (corrupta). La situación permite que profundicemos en los personajes y no precisamente a través del diálogo. El héroe debe mantener vivo a su rehén para sacarle información, y por ello debe curarle una herida de bala, reanimarle, pelearse con él, y finalmente ganarse su respeto. Obtener un nombre vuelve a ser el objetivo principal en un episodio de la serie. Recordemos lo que le costó a Daredevil saber que su enemigo es Wilson Fisk (Vincent D´Onofrio) y al propio villano conocer la identidad de Matt Murdock.
En cualquier otra serie, Vladimir (Nikolai Nikolaeff) de la mafia rusa, habría sido un personaje menor, poco desarrollado. Aquí, se le dedica un episodio entero en una estrategia recurrente en Daredevil, la de aumentar la intensidad de cada acontecimiento -casi recreándose- para que cada acción sea dramáticamente importante. Aquí no hay escenas de transición que sean un mero trámite. Tampoco aparece demasiado la elipsis: cada historia es narrada casi en tiempo real. Esta forma de contar y de sacarle el máximo provecho a cada situación -buscando la unidad de espacio y tiempo- es una forma muy inteligente de compensar el presupuesto limitado de cualquier serie de televisión.
Daredevil y Vladimir se quedan atrapados en un edificio abandonado que es sitiado por la policía (corrupta). La situación permite que profundicemos en los personajes y no precisamente a través del diálogo. El héroe debe mantener vivo a su rehén para sacarle información, y por ello debe curarle una herida de bala, reanimarle, pelearse con él, y finalmente ganarse su respeto. Obtener un nombre vuelve a ser el objetivo principal en un episodio de la serie. Recordemos lo que le costó a Daredevil saber que su enemigo es Wilson Fisk (Vincent D´Onofrio) y al propio villano conocer la identidad de Matt Murdock.
El nombre a descubrir ahora es el de Leland Owlsley (Bob Gunton), conocido en los cómics como "El Búho", aunque su encarnación aquí sea mucho más realista. Según Vladimir, Owlsley es la clave para derribar el imperio de Fisk (más conocido en los cómics como Kingpin). Precisamente con este mafioso, el héroe mantiene una tensa conversación por radio que anticipa un enfrentamiento final entre protagonista y antagonista. Están calentando el ambiente. Finalmente, cuando el ruso Vladimir se sacrifica para que el justiciero pueda escapar, no estamos ante la muerte de un villano menor, sino de un personaje con aristas que hemos llegado a conocer. Excelente.
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