GOTHAM -TEMPORADA 2- SCARIFICATION


SCARIFICATION (19 DE OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-

La serie de Batman de los años sesenta, protagonizada por Adam West, era una parodia pop de los cómics del hombre murciélago de la época. O quizás una adaptación súper fiel de aquellos inocentes tebeos que, al ser interpretada por actores reales, resultaba divertidamente ridícula. El tono camp, la violencia cartoon y las maldades inocuas de los villanos hacían de Batman una serie ideal para un público infantil. Casi 50 años después, la serie Gotham interpreta a sus personajes de una forma también caricaturesca: aquí Robin Lord Taylor dibuja a un Pingüino mucho más realista que el Burguess Meredith de aquella serie, pero sus muecas y su cojera siguen resultando sobreactuadas. La diferencia en Gotham es la violencia. La forma en que Oswald Cobblepot apalea a uno de sus secuaces cuando éste le da una mala noticia -los insertos del pobre criminal ensangrentado- no son aptos para un niño. Aunque en otro momento de este episodio, un criminal explota. Literalmente. Gotham es una serie para adultos (con niño interior).


Uno de los grandes problemas de la serie es el espacio dramático. Sus escenarios. Nunca vemos los traslados de los personajes cuando se mueven de un lugar a otro. La razón es obviamente presupuestaria: enseñar las calles de Gotham debe ser caro. La consecuencia de esto es que tenemos a personajes entrando y saliendo de los cuatro decorados de la serie: la comisaría de policía, el piso de Theo Galavan (James Frain), el piso de James Gordon (Ben McKenzie), la mansión Wayne. Esto produce escenas algo teatrales en las que los actores aparecen en lugares en los que debería ser más que difícil entrar: Tabitha Galavan (Jessica Lucas) entra como si nada en la guarida criminal del Pingüino; el propio Theo Galavan se acerca directamente al escritorio de Gordon en la comisaría. El detalle puede parecer baladí, pero lo cierto es cada episodio se estructura casi íntegramente con las visitas de un personaje a otro. A Gotham le vendría bien algo más de acción.


Lo que no le viene nada bien a la serie son las escenas sin sentido, como la cita doble de Gordon, Leslie (Morena Baccarin), Edward Nygma (Cory Michael Smith) y Kristen Kringle (Chelsea Spack), a la que ni siquiera dedican tiempo. Tampoco resulta demasiado atractivo el conflicto "familiar" de los pirómanos. Esta subtrama episódica se inscribe dentro de la historia principal sobre los planes criminales de Galavan para la ciudad, pero no despierta mayor interés. La cosa mejora un poco cuando la joven pirómana reticente, Bridgit Pike (Michelle Veintimilla), se hace el traje -molón- de Firefly -un villano clásico de Batman, masculino en los cómics- pero el conflicto con su amiga Selina Kyle (Camren Bicondova) resulta forzado. Si tenemos en cuenta que el personaje de Selina no ha cumplido con las expectativas creadas ¿No habría sido más lógico desarrollarla un poco más? ¿Profundizar en la futura Catwoman?


De todos modos, Gotham mejora cuando la historia se mueve: la introducción de Firefly, la presentación de Edwige (Mary Joy) la anticuaria que da pie a un bienvenido flashback que nos lleva a la Gotham del siglo pasado y desvela el origen de la familia Galavan; el posterior encuentro de Theo Galavan con el padre Creal (Ron Rifkin), su mentor en una extraña secta. Todo esto comienza a darle -por fin- una dirección a la historia de esta segunda temporada: Bruce Wayne morirá.

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