La primera vez que vimos a Gideon Malick (Powers Boothe) fue nada menos que en Los Vengadores (Joss Whedon, 2012). Allí, era una cara más del siniestro Consejo Mundial de Seguridad al que rendía cuentas Nick Fury (Samuel L. Jackson). Ni siquiera se le llamaba por su nombre. Nadie podía imaginar que años después sería uno de los principales villanos de una serie como Agentes de S.H.I.E.L.D, nacida precisamente de los argumentos planteados en esa primera reunión cinematográfica de los superhéroes de Marvel. La introducción en una película de un personaje cuyo papel se va a desarrollar luego en una serie televisiva es una buena muestra de lo que significa el Universo Marvel Cinematográfico. Estamos ante un plan narrativo muy ambicioso, que nunca se había llevado a cabo, que cuenta una macro-historia a través de 13 películas, dos series de televisión y algunos cortometrajes. La culminación, por ahora, es la fantástica Capitán América: Civil War (2016) cuyos méritos se deben precisamente a su capacidad de recopilar todas las tramas planteadas previamente.
En este episodio, descubrimos el pasado de Malick -para ello rescatan brevemente al malvado Whitehall (Reed Diamond)- y su pecado original: el sacrificio de su hermano para hacerse con el poder de HYDRA. El título del capítulo, Paraíso Perdido, confirma que esta organización no es solo un grupo terrorista o una agencia de espionaje, sino también una secta "satánica" en la que el equivalente a Lucifer es Hive, un parásito que ahora es huésped en el cuerpo del traidor Grant Ward (Brett Dalton). Tradicionalmente. el Diablo nos pone en contacto con nuestro lado oscuro y aquí esto es evidente: la culpa de Malick por haber sacrificado a su hermano a ese mismo demonio; los remordimientos de Phil Coulson (Clark Gregg) por haber matado a Ward; incluso el pasado alcohólico y violento de Lincoln (Luke Mitchell). Todo esto es más que sugerente, pero además hay estupendas ideas como la forma en la que Daisy (Chloe Bennet) desactiva las minas que protegen a su objetivo; o la vibrante pelea entre May (Ming-Na Wen) y un villano con poderes muy interesantes, utilizados de una forma muy inteligente, Giyera (Mark Dacascos). Estamos ante otro estupendo episodio de la serie, que últimamente no falla.
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