México Bárbaro es una antología de terror que presenta a 8 directores mexicanos en otras tantas historias. Como toda película de episodios, resulta irregular en su calidad, pero creo que la media es más que aceptable. El conjunto es bastante coherente, ya que todas las historias tienen en común la utilización de elementos de la realidad mexicana. Todas las historias comparten, además, un tono truculento y sexual.
-AVISO SPOILERS-
Tzompatli (Laurette Flores Born) -su título lo dice todo- es una historia de crímenes, muy de crónica negra, que relaciona a los narcos con antiguos rituales mexicas. Sugerente.
Tzompatli (Laurette Flores Born) -su título lo dice todo- es una historia de crímenes, muy de crónica negra, que relaciona a los narcos con antiguos rituales mexicas. Sugerente.
Jaral de Berrio (Edgar Nito) es la historia de dos bandidos que se refugian en una hacienda abandonada en la que encuentran a una suerte de lamia. El director parece inspirarse en los momentos más alucinados de la trilogía de Evil Dead de Sam Raimi.
Drena (Aaron Soto) utiliza un cigarrillo robado a un muerto para contar una historia alucinada, con una fuerte carga sexual, que crea una atmósfera de pesadilla.
Muñecas (Jorge Michel Grau) está basada en un aterrador lugar real, la isla de las muñecas en Xochimilco. Tiene ecos de La Matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) con su gigantesco carnicero persiguiendo a una chica traumatizada y alusiones al canibalismo. Inquietante y atmosférica.
En Lo que importa es lo de adentro (Lex Ortega) la figura del mendigo, del olvidado, sirve de camuflaje al "coco" infantil, tradicionalmente utilizado para asustar a los niños. Se trata de una historia voluntariamente feísta que se sirve de la figura del hombre del saco, del "sacamantecas", para una escena de ultragore que actualiza al personaje convirtiendo al coco en un traficante de órganos.
Siete veces siete (Ulises Guzmán) es una enigmática historia de venganza sobrenatural en la que el protagonista roba un cadáver y lo revive para luego matarlo. La identidad del objeto de su venganza es la clave.
La cosa más preciada (Isaac Ezban), nos habla de las formas machistas de la sociedad mexicana -católica- en la que la virginidad es un valor a proteger por la mujer y el hombre se ve obligado a defender a su dama para probar su "hombría". Esta reflexión es contada utilizando un extraño relato de enanos grotescos cachondos violadores que gravita entre el terror y la comedia (chusca). Más inteligente de lo que parece.
Día de los muertos (Gigi Saul Guerrero) utiliza la sobadísima fiesta mexicana como excusa estética para contarnos una historia feminista de putas de armas tomar. Las imágenes vibran en una frecuencia que recuerda a Rob Zombie en algún momento, pero sobre todo al Robert Rodríguez más grindhouse. Mola.
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